De las destilerías de Glenfiddich en Escocia salen algunas de las variedades más preciadas de whisky, cuyo precio puede rondar los 700 euros para los que tienen más solera. Pero también sale la materia prima para mover los propios camiones de la compañía que transportan esas preciadas botellas.
Los granos de cebada malteada que se utilizan para extraer de ellos el licor de alta graduación se destinaban hasta ahora a ser comida para ganado por su alto contenido en proteínas. Pero la histórica destilería fundada en 1886 ha encontrado otra utilidad para esos residuos del cereal.
"El proceso que nos llevó a esto fue pensar qué podemos hacer que sea mejor para todos nosotros'", aseguró Stuart Watts, director de la destilería Dufftown, el pueblo en el que empezó Glenfiddich,en declaraciones a la agencia Reuters.
Biogás para los camiones
Ahora, los granos de cebada malteada pasan un proceso de digestión anaeróbica por parte de bacterias que transforman la materia orgánica resultante de la destilación del whisky en biogás. Con esta tecnología similar a la que se aplica en otros productos vegetales transformados en biogás, la compañía ya tiene tres camiones propulsados con este carburante ecológico con unas emisiones mucho más bajas que las del diésel.
Según Glenfiddich, el biogás basado en deshechos del whisky reduce las emisiones de CO2 en más del 95% en comparación con el diésel y otros combustibles fósiles, y rebaja otras partículas nocivas y las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 99%. Los camiones que utiliza Glenfiddich son vehículos de Iveco que normalmente funcionan con gas natural licuado y que han sido adaptados a la nueva energía.
La compañía trabaja ya en la adaptación de toda su flota de 20 camiones para que funcionen con el biogás obtenido de la materia prima del whisky, con lo que reducirá notablemente sus emisiones de CO2 y se convertirá en un ejemplo de economía circular.