El aumento de los atascos en los accesos a Barcelona y dentro de la ciudad pueden ser solo un anticipo de lo que vendrá en los próximos años con el despliegue del proyecto Superilla del Ayuntamiento. Un estudio llevado a cabo por el RACC alerta de la gestación de una tormenta perfecta en la movilidad que provocará un incremento de los embotellamientos en el interior de la ciudad de hasta un 55%.
El estudio ha hecho más de 46.500 observaciones de vehículos y ha encuestado a 800 conductores de turismos que tenían el Eixample como destino y ha concluido que en la primera fase de implementación del programa en 2023 las colas de vehículos en el distrito serán de alrededor de 20 kilómetros de longitud, un 26% más que en 2019, cuando eran de 14,6 kilómetros en hora punta. La primera fase del proyecto también comportará un aumento de la intensidad media diaria de los vehículos que circulan por las calles adyacentes a los nuevos ejes verdes que propone el programa.
De cara a la segunda fase del proyecto, con horizonte 2030, se ha concluido que con la implementación de todos los ejes verdes las colas en las calles del distrito crecerán un 55%, llegando a los 22,7 kilómetros y que la intensidad media diaria de vehículos en calles adyacentes también aumentará.
Tráfico de fuera de Barcelona
La mitad de los vehículos que circulan por el Eixample son coches privados, mientras que el resto son motos y vehículos de uso comercial. El informe también muestra que el 80% de los vehículos que llegan al Eixample proceden de fuera de Barcelona y que por la mañana el 83% de los conductores que se dirigen al distrito lo hacen por motivos de trabajo y estudios, mientras que por la tarde el 71% lo hacen por ocio, compras u otras gestiones personales.
Más del 60% de los usuarios encuestados asegura que llegan al Eixample en vehículo privado habitualmente y siete de cada 10 usuarios encuestados aseguran que estarían dispuestos a dejar el coche en casa si el transporte público mejorara el servicio, si aumentara la congestión o si la red ciclista fuera más segura. De ellos, un 43% afirma que se decantaría por el transporte público si hubiera más frecuencia, mayor cobertura o las tarifas fueran más bajas.
"Incrementar restricciones sin dar alternativas conlleva peor calidad de vida: significa más emisiones, más ruido, más colas y socialmente es una mala solución", ha asegurado el director del área de Movilidad del RACC, Cristian Bardají.
Mejoras de transporte público
Como alternativa para reducir el tráfico dentro de la ciudad, el presidente del RACC, Josep Mateu, ha recordado la propuesta de la entidad de los 'Park and ride' y la petición a la alcaldesa, Ada Colau, para que lidere su proyecto de implementación. "No pedimos que haga inversiones, sino que lidere el tema; sería una pequeña parte de la solución", ha añadido.
El RACC ha pedido que la implementación del proyecto Superilla Barcelona vaya acompasado de mejoras en el transporte público y ha destacado que el 70% de los conductores que accede al distrito del Eixample no ve este modo de desplazarse una opción adecuada para su movilidad porque la considera deficiente.
"Pedimos una coordinación de calendarios, que la implementación de la Superilla vaya ligada con mejoras en el transporte público, no puede ser que comiencen las restricciones en 2023 cuando ya sabemos que en esa fecha no habrá alternativas de transporte público", ha señalado Mateu.