La cuenta atrás para el veto permanente a los coches más viejos en el área metropolitana de Barcelona ha empezado. El veto a los vehículos más antiguos a partir de enero de 2020 ha recibido un suspenso por parte de la Síndica de Greuges al considerar que puede impactar negativamente en la movilidad de los ciudadanos, especialmente de los más modestos económicamente.
"En menos de un año se aplicarán estas restricciones circulatorias con carácter permanente y todavía vemos muchas incertidumbres. La movilidad afecta el día a día de la sociedad y necesitamos que la normativa se implante con todas las garantías, sin ningún perjuicio para la ciudadanía", indica la Síndica de Greuges de Barcelona, Maria Assumpció Vilà.
La defensora de los ciudadanos de la ciudad de Barcelona ha elaborado un informe sobre el protocolo para reducir las emisiones contaminantes del transporte por carretera y plantea una batería de medidas que equivalen casi a una enmienda a la totalidad. Las propuestas de correcciones han sido trasladadas a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y a cuarta teniente de alcalde del área de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz.
Críticas a la T-Aire
El veto a los coches que no tengan derecho a disponer de etiqueta ambiental no podrán acceder al área metropolitana de Barcelona a partir del 1 de enero de 2020, lo que afecta a unos 220.000 vehículos cada día, el 20% del todo el parque que circula por la ciudad.
Sin embargo, la Síndica parte del hecho de que muchas familias no tienen medios para adquirir un coche nuevo para sustituir los vehículos que se han envejecido durante la crisis. Por ese motivo, el estudio llega a la conclusión de que los nuevos títulos de transporte público T-Aire y la Tarjeta Verde "no son una alternativa real ni suficiente" a la imposibilidad de circular con coches viejos.
Las enmiendas a los planes municipales incluyen la habilitación de un servicio de atención y orientación para los titulares de vehículos afectados por las medidas de restricción de circulación para estudiar casos especiales, como los de trabajadores con turnos o zonas con mala cobertura de transporte público. La red de metro, bus y tranvía tienen que tener una dotación suficiente para que se convierta en "una alternativa válida y real al uso del vehículo particular".
Excepciones al veto
Pero los cambios que propone la Síndica de Greuges van más allá al plantear la necesidad de que se ponga en marcha un plan de ayudas a la renovación de vehículos centrado en los ciudadanos que se vean obligados a cambiar su vehículo pero que no tengan recursos económicos.
El informe plantea la posibilidad de "reajustar el horario de afectación en vigilias de festivos, fechas puntuales de salidas estivales o fechas concretas, aunque sea de una manera limitada o temporal".
Otra de las recomendaciones plantea ajustar los criterios en los que se basa el veto a los coches que no pueden acceder a la ciudad mediante la sustitución de las etiquetas de la DGT por otros sistemas como los resultados de los controles de gases de la ITV. Este punto es una de las reclamaciones principales de la Plataforma de Afectados por Restricciones Circulatorias (PARC), que denuncia las injusticias que se producen con las etiquetas de la DGT.
Por último, la Síndica propone estudiar la demanda de plazas en aparcamientos situados fuera de la zona con tráfico restringido y con buenas comunicaciones con el centro.