Tendencias

En coche eléctrico por el interior de Ibiza

Daimler y Ushuaïa Beach Hotel lanzan también este año una serie especial limitada Smart Ushuaïa 100% eléctrico

Ruta en coche eléctrico por el interior de Ibiza

Ruta en coche eléctrico por el interior de Ibiza

Ana Montenegro

26.06.2020 00:12h

8 min

El verano de 2020 va a ser muy raro en todo el mundo, pero en islas como Ibiza lo será aún más y con un carácter muy especial. Tras vivir durante décadas oleadas de turismo, que en algunos momentos llegaron a ser insoportables, este año pocos visitantes van a llegar a la isla y sólo a partir de finales de junio. Sin discotecas, con muchos hoteles y chiringuitos cerrados Ibiza se va a aparecer en el verano de 2020 a la isla que conocieron los primeros visitantes extranjeros en los años 50 y 60 del siglo XX, los primeros hippies que desembarcaron allí. Aunque casi todos con la cartera bien llena.

Con este peculiar ambiente, este verano puede ser único para descubrir una Ibiza diferente y el interior de la isla, donde se preservan los paisajes y las construcciones como las que vieron aquellos primeros turistas del siglo pasado. Mi propuesta es hacer esta ruta en un vehículo eléctrico del siglo XXI y con 0 emisiones.

Las islas son territorio natural para los coches eléctricos e Ibiza cuenta además con características que la hacen especialmente adecuada: unas dimensiones perfectas para la autonomía de los coches actuales, una red de recarga suficiente y una apuesta por la movilidad sostenible que le ha llevado a tener incluso un coche propio. Desde 2017, Smart lanza anualmente una serie especial del modelo Fortwo, diseñada para y por Ushuaïa Beach Hotel, la esencia de la innovación musical en Ibiza. Desde 2018 esa serie especial ha sido 100% eléctrica, adelantándose dos años a la puesta de la marca más pequeña del grupo Daimler de centrarse exclusivamente en la electrificación, como ha confirmado la generación 2020.  Este año, pese a que ni Ushuaïa Beach Hotel y Ushuaïa Tower van a poder abrir, el tradicional acuerdo entre Daimler y la marca del grupo Paladium se ha mantenido.

Smart EQ Ushuaïa 2020

La edición especial limitada del Smart EQ Ushuaïa 2020 tendrá este año 75 unidades, destinadas exclusivamente a los mercados de España, Francia e Italia. Construido sobre la carrocería Fortwo del Smart, que se lanzó el pasado mes de enero, está propulsado por un motor eléctrico síncrono con una potencia de hasta 60 Kw (unos 81 caballos) y un par motor de 160 Nm disponibles desde el arranque, que le permiten acelerar de 0 a 60 km/h en 4,8 segundos. La batería le da una autonomía de 130 km. Además, cuenta con el máximo equipamiento creado para este original modelo por Bravus.

He recorrido varias veces Ibiza, una isla que conozco bien, en un coche eléctrico y os puedo confirmar que este es su medio de transporte natural. Un eléctrico es la mejor alternativa para llegar al 90% de los lugares más bonitos de la isla. Mi propuesta es viajar desde la playa, los beach clubs y las boutiques de lujo a la más absoluta tranquilidad, y de las últimas tendencias de música electrónica al sonido de las chicharras y el canto de los gallos. 

Al volante de Smart EQ y con las baterías cargadas al máximo, lo que nos da una autonomía de unos 130 km, arrancamos en la bulliciosa platja d’en Bossa, este año mucho más tranquila y deshabitada de lo habitual, y tomamos la circunvalación de la capital, la E-20, que arranca en el vecino aeropuerto.

Valentino Rossi, el campeón de motociclismo, asiduo visitante de la isla donde tiene una casa que le animó a comprar su colega Ángel Nieto, bromeó alguna vez con organizar un ‘Gran Premio de Ibiza’ en esta carretera de doble carril y sólo ocho kilómetros. Impensable que en esta autovía se celebre ninguna competición por sus túneles, medianas de cemento, columnas y otros elementos poco compatibles con la seguridad de una carrera, pero es muy útil para agilizar el tráfico y distribuir a los vehículos que se dirigen a los diferentes puntos de la isla. Desde aquí, circulando en dirección este, hay una espectacular vista de Dalt Vila, la parte antigua de la ciudad de Ibiza y Patrimonio de la Humanidad desde 1999.

Del bullicio a la calma

Tras circular unos seis kilómetros por la E-20 tomamos la salida a Sant Antoni de Portmany (San Antonio) y en la rotonda en la que desembocamos nos dirigimos hacia el norte por la C-731. Esta carreta termina unos kilómetros después en el puerto de San Antonio, el de mayor tráfico de la isla con la Península.

La señalización en esta carretera es buena, no en vano está pensada para visitantes y residentes de todos los puntos del mundo. Los primeros kilómetros, además de estar muy congestionados por el tráfico, son poco atractivos: muchas rotondas, naves industriales, hipermercados y en los huecos que quedan, vallas donde se anuncian las fiestas diarias en las grades discotecas, aunque sean las del año pasado y están un poco descoloridas.

La carretera se convierte en una autovía, con doble carril por sentido, lo que agiliza el tráfico y poco a poco el campo va ganando espacio al cemento. Dejamos atrás, a la izquierda, la discoteca Amnesia, que fue una de las más bonitas cuando ocupaba el interior y los jardines de una casa payesa. Unos años después las normas de insonorización la convirtieron en un bloque cerrado.
A unos 12 kilómetros del inicio de la ruta abandonamos la C-731 y tomamos la PMV- 812-2, a la derecha, una vez más en una rotonda, hacia Sant Rafel de sa Creu. Esta carretera cruza parte del pueblo y rápidamente encontramos la indicación hacia Santa Agnès, nuestro destino.

Santa Agnès de Corona es el corazón de un valle, el Pla de Corona, que pese a su proximidad a la frenética San Antonio (está justo al norte de esta localidad y pertenece a su ayuntamiento) mantiene la esencia rural que tenía la isla hasta mediados del siglo XX. Y no cambiará mucho más porque actualmente es una zona protegida.

Carretera entre huertas, higueras...

Nada más salir de Sant Rafel nos damos de bruces con una Ibiza diferente, parecida a cómo debía de ser a principios del siglo XX. Me gusta mucho esta estrecha carretera de dos carriles porque incluso en verano conduzco sola entre huertas de tierra rojiza con higueras, naranjos, limoneros y almendros. Como mucho te cruzas con algún ciclista que generalmente no habla ni ibicenco ni castellano, pero la mayor parte del recorrido lo haces en solitario. En los meses de febrero y marzo suele acercarse muchos de los que viven todo el año en la isla para ver la floración de los almendros que pinta de blanco todo el valle.

La carretera es perfecta para circular con un coche eléctrico, que dispone del par máximo del motor desde el arranque, lo que le ayuda a subir con alegría las curvas que vamos encontrando y puedes aprovechar las bajadas para hacer una pequeña recarga de las baterías.

El valle (pla) está rodeado de pequeños montes (puig), cada uno con su nombre. Aunque ninguno de ellos supera los 300 metros sobre el nivel del mar, son suficientes para que la carretera se retuerza en unas cuantas curvas divertidas, fáciles de trazar, y para redecorar el paisaje con un frondoso bosque de pinos mediterráneos. En medio de los árboles se pueden incluso descubrir antiguas construcciones para animales. Ha pasado poco tiempo desde que arrancamos y no parece que estemos en Ibiza.

Santa Agnès es un pueblo minúsculo. El centro lo forman cuatro casas y una elegante iglesia construida con la blanca arquitectura típica de la isla. Me han explicado que esta iglesia, aunque no lo parezca, es muy especial porque tiene la originalidad de ser más baja de lo normal y contar con dos puertas, una principal, que da a la plaza, y otra lateral orientada al sur y con un pórtico para proteger a los fieles del sol, que es la habitual de los templos ibicencos.

Negocios recomendables

Al lado de la iglesia están los dos negocios más famosos de la localidad. Can Cosmi, un bar y ultramarinos donde sirven unas típicas tortillas de patatas y verduras, y Cas Sabater, donde se pueden comprar artículos de cuero trabajados de forma tradicional (bolsos, cinturones, sandalias e incluso zapatos). Ambos locales van a su ritmo, con horarios que no tiene nada que ver con los de los turistas, así que puede que cuando llegues estén cerrados.

Hay que hacer un pequeño desvío a la izquierda (la carretera termina frente a Can Cosmi y continúa a derecha e izquierda, no hay pérdida). Son sólo dos kilómetros para descubrir uno de los lugares míticos de Ibiza, las Puertas del Cielo, un acantilado espectacular desde el que se puede ver una impresionante puesta de sol, más solitaria y tranquila que la típica de la isla.

Mi propuesta de excursión es regresar por el este y de nuevo hacia el sur a través del Camí Corona de Dalt, que arranca de la plaza de la iglesia de Santa Agnès y a la derecha nos lleva hasta Sant Mateo de Albarca. Esta ruta ofrece una vista panorámica del valle. Es una zona donde hay más cultivos de vides y olivos, algunos incluso centenarios y con el tronco retorcido. En las fincas hay burros y otros animales. 

Por la carretera PMV-804-1, hacia el sur, enlazamos con el Camino Viejo de Sant Mateu para visitar otro de los secretos del interior de Ibiza, Cas Gasi. Se trata de un hotel boutique de 17 habitaciones, construido sobre una casa payesa del siglo XIX que abre todo el año y desde hace ya dos décadas. Fue uno de los primeros ‘agroturismos’, que es como llaman en Ibiza a las casas rurales, y entre sus muros se esconden algunos de esos famosos que visitan la isla en secreto. Cas Gasi es un perfecto ejemplo del lujo y la sofisticación como se ha entendido tradicionalmente en Ibiza. Sin budas y sin bodas, con frondosos jardines y la máxima preocupación para que sus ‘invitados’ disfruten de una total tranquilidad, incluso tiene una piscina para niños alejada de la de los mayores. El restaurante, de cocina mediterránea, utiliza productos orgánicos de su propia huerta.

Antes de regresar a platja d’en Bossa me gusta hacer una parada en Santa Gertrudis, la versión turística de un pueblo ibicenco de interior, lleno de tiendecitas, restaurantes y hasta pequeños hoteles. Os recomiendo recuperar fuerzas en el bar Costa, su especialidad son unos bocadillos de jamón, buenísimos, que se toman en la terraza, en unas sillitas bajas como de colegio y donde es difícil encontrar alguna libre. Ibiza siempre sorprende.

Hoy destacamos