El sector del automóvil echa otro pulso a la crisis en Europa. Los fabricantes encaran el Salón de Frankfurt con la esperanza de que no sea otra meta volante en la profunda recesión del mercado, sino la meta final que confirme los síntomas de estabilización. Está en juego si es suficiente el duro recorte de capacidad productiva y de decenas de miles de empleos llevado a cabo en los últimos años o bien es necesario seguir podando las fábricas europeas. Mientras, las plantas españolas siguen siendo la envidia en Europa por haber captado muchos de los nuevos proyectos.
"El Salón tiene la solidez de una roca", zanjó Matthias Wissmann, presidente de la patronal alemana de fabricantes de automóviles y organizador de la muestra (VDA), al presentar el evento. Los descensos en las ventas se han ido suavizando en los últimos meses en los principales países europeos y acumularon un retroceso del 6,6% en el primer semestre en la Unión Europea. Esta evolución está en sintonía con la mejora experimentada en la marcha del PIB en esos países, que en algunos casos han salido técnicamente de la recesión.
El golpe en las matriculaciones se ha ido moderando en España, Francia, Italia y, sobretodo, Alemania. El mercado alemán empezó el año cayendo más de dos dígitos debido a un efecto contagio de la crisis de consumo de los países del sur afectados por la crisis del euro, pero en junio descendía ya a un ritmo del 8%.
Entre las 159 novedades que se presentarán en uno de los tres salones más potentes de Europa junto con los de París y Ginebra predominan las apuestas familiares con vehículos que intentan exprimir al máximo el potencial de una misma plataforma de producción con múltiples variantes de carrocería como los todocaminos (SUV), las versiones camperas y los station wagon. Se trata de rentabilizar las inversiones cubriendo todos los segmentos de mercado posibles.
Estilo Ikea y 'suvización'
Un ejemplo de esa eficiencia al estilo Ikea que reina en el automóvil sería el León familiar que la marca española presentará por primera vez en la muestra alemana. Nunca hasta ahora había tenido Seat un familiar derivado del León, pero nunca hasta ahora había tenido tanta necesidad de sacar provecho a una inversión de 800 millones en un modelo crucial para la supervivencia de la marca.
Algo parecido sucede con los SUV, que proliferan como derivados de turismos cada vez más pequeños con la filosofía de que cualquier segmento de mercado puede tener su versión todocamino. En esa apuesta se han encontrado casi todas las marcas de gran volumen y también las premium, que también están suavizando sus modelos.