Los taxis voladores basados en aeronaves como un dron son ya una realidad y una fuente de actividad y negocio. La empresa Eve, filial de la brasileña Embraer, el tercer mayor fabricante de aviones del mundo, ha firmado el primer megacontrato para entregar hasta 100 "automóviles voladores" a la operadora global de helicópteros Bristow.
Ambas empresas anunciaron un memorando de entendimiento para la actuación en el desarrollo de un certificado de operador aéreo (AOC) para la aeronave eléctrica de aterrizaje y despegue vertical (eVTOL), conocidas popularmente como automóviles voladores, desarrollada por Eve.
El acuerdo firmado también prevé la entrega de hasta 100 aeronaves a Bristow, cuya sede principal está en el Reino Unido, a partir de 2026. Las dos compañías aseguran que trabajarán de forma conjunta para impulsar el diseño de una red de "vertipuertos", así como en el desarrollo de la regulación para las operaciones de estas aeronaves autónomas para la movilidad urbana.
De helicópteros a drones
"Nuestros equipos desarrollarán las estructuras y operaciones robustas necesarias para crear una industria de UAM (Movilidad Aérea Urbana) accesible, escalable, sostenible y segura", señaló el presidente de Eve, Andre Stein, citado en la nota.
El presidente de Bristow, Chris Bradshaw, aseguró en un comunicado que el acuerdo, cuyo valor no fue divulgado, potencialmente permitirá "remodelar el mercado para todos los vuelos verticales eléctricos con emisiones de cero carbono y costos operacionales más bajos".
Hace un mes, Embraer anunció la "profundización" de un acuerdo con Ascent Flights Global, de Singapur, para impulsar la movilidad aérea urbana en la región de Asia-Pacífico, según el cual igualmente pretende disponer de hasta 100 aeronaves de despegue vertical para la comercialización por la plataforma de Ascent en sus rutas actuales y futuras.
Numnerosos fabricantes de automóviles y empresas de movilidad como Uber han puesto en marcha proyectos de taxis voladores aunque algunos de ellos, como el de Audi, han fracasado por falta de mercado y por los elevados costes de dearrollo que comporta.