El show está en marcha. El circo de la Fórmula 1 se ha instalado en Montmeló, una pequeña localidad de la comarca catalana del Vallès Oriental que se convierte durante un fin de semana en la capital mundial de la máxima competición automovilística. Unos días antes, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, cifraba en 200 millones de euros el valor generado por el Gran Premio. Pero, ¿cuánto cuesta a los ciudadanos este evento deportivo?
En los Presupuestos de la Generalitat de 2014, la comunidad autónoma prevé un aval máximo de 23,6 millones de dólares en 2014 y de 24,4 millones para 2015 (17 millones de euros y 17,66 millones de euros, respectivamente) en el contrato que tiene la sociedad Circuits de Catalunya con Formula One World Championship Limited (FOWC), la compañía presidida por el todopoderoso Bernie Ecclestone, para garantizar el pago de los derechos por la organización del Gran Premio de este año y el que viene.
La empresa del Circuits de Catalunya SL forma parte del entramado de sociedades de la Generalitat de Catalunya y cuenta este año con un presupuesto de 42 millones de euros, de los cuales 6,3 millones proceden de una transferencia directa de los departamentos de Empresa i Ocupació y Presidencia de la Generalitat y otros 8 millones provienen de la aportación de ayuntamientos y diputaciones.
31,3 millones este año
Es decir, que entre subvenciones y avales, el Circuit de Catalunya cuesta este año a los contribuyentes 31,3 millones. Al inicio de los recortes aplicados por el actual Ejecutivo catalán, su presidente se mostró dubitativo sobre la continuidad de la celebración del Gran Premio de Fórmula 1 en Montmeló debido a la necesidad de priorizar otros gastos de carácter prioritario. Este año, en cambio, Artur Mas se ha mostrado más convencido del efecto generador de riqueza del evento.
La competición actúa como un polo de atracción turística como demuestra el hecho de que el 60% del público sea extranjero, según las previsiones de la organización. Al inicio del Gran Premio, el objetivo era igualar la cifra de 90.000 espectadores del año pasado, por debajo de las cifras de récord anteriores a la crisis. Entre los visitantes también estarán la flor y nata de los dirigentes políticos para cobrarse la aportación con las correspondientes fotos en busca de un baño de popularidad.