París lleva dos días seguidos aplicando una drástica restricción del tráfico en el centro. El ayuntamiento ha ordenado cortar el tráfico al 50% de los vehículos vetando los que tienen matrícula par o impar en función del día. Los habitantes de la capital asumen el sacrificio porque lo ven justificado y porque disponen de otras alternativas de transporte, algo que no sucede en Madrid y Barcelona. Los parisinos han sobrevivido a una medida aparentemente dura que ha ido acompañada de un plan global de movilidad con el que da una lección a Madrid, Barcelona y otras ciudades. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, muestra el camino a Manuela Carmena y Ada Colau, que se encuentran un tanto perdidas y dubitativas.
La torre Eiffel, cubierta de contaminación
Hidalgo ha puesto en marcha restricciones al tráfico para hacer frente a la persistente polución que encapota el centro de París, tal como recordaba ella misma en su cuenta de Twitter con una foto en la que apenas se puede entrever la punta de la torre Eiffel saliendo de la nube de contaminación. Hoy miércoles solo podrán entrar al centro de la capital francesa los coches con matrícula acabada en un número impar y el día anterior lo hicieron los pares. La dura medida afecta por igual a los vehículos diésel y gasolina como fase previa al veto definitivo al gasóleo a partir del 2025. Entre las excepciones se encuentran los coches eléctricos y los convencionales con un mínimo de tres ocupantes. Una de las características más positivas del plan de movilidad de París para reducir la polución es que se aplica con suficiente antelación para informar a los afectados, y no como lo pretendía hacer recientemente Madrid avisando solo con unas horas de anticipación de la circulación alterna.
Transporte público gratis
Otro punto importante del plan consiste en ofrecer alternativas de movilidad en transporte público, que es gratuito durante los días con circulación alterna de vehículos por picos de contaminación. Medidas duras, pero con alternativas que paga la Administración. Carmena y Colau deberían tomar buena nota de cómo se tienen que aplicar las restricciones de circulación en el tráfico de Madrid y Barcelona sin dejar colgados a los ciudadanos. Barcelona acaba de anunciar que ofrecerá un billete de transporte público especial para días de restricciones de tráfico por contaminación alta a medio camino entre el precio normal y la gratuidad. Costará 1,87 euros el trayecto de ida y vuelta. Un paso adelante pero insuficiente.