La potencia industrial no siempre es sinónimo de poderío innovador. El desarrollo del coche autónomo es un ejemplo de esa constatación con un mapa en el que España ni aparece a pesar de que es el segundo fabricante europeo de vehículos.
A España solo le gana Alemania en potencia de la industria de automoción. Hace unos días, el presidente de Seat, Luca de Meo, advertí de que España tenía que convertirse en motor de la transformación del sector del automóvil si no quería poner en peligro el 'milagro' de la industria española.
De Meo decía que el país tiene una buena base para dar el salto. Fundamentaba su afirmación en el volumen de producción de España como segundo fabricante europeo, las exportaciones, la participación en el PIB, el empleo generado y el talento de los trabajadores. Sin embargo, en algunos terrenos queda mucho por hacer a juzgar por los resultados de un informe sobre los paraísos de la conducción autónoma en el mundo.
Leyes y entorno favorable
La investigación llevada a cabo por Frost & Sullivan para la asociación de fabricantes del Reino Unido analiza el grado de avances y de atractivo en el desarrollo de coches autónomos de ocho países, entre los que España ni aparece. El índice de implementación del coche autónomo tiene en cuenta las normativas favorables, la adaptación de las infraestructuras y el atractivo del mercado.
En base a esos datos, el país más adelantado y con más potencial en el coche autónomo es el Reino Unido con un índice de 8,4, seguido de Estados Unidos y Alemania. A continuación figuran Holanda, Corea del Sur, Japón, Francia y China. El punto fuerte de las islas británicas es el grado de atractivo de ese mercado para empezar a vender coches autónomos.
En cambio, Corea del Sur y Japón ganan a Reino Unido en la adaptación de las infraestructuras mediante una red de comunicaciones rápidas y eficientes. La fortaleza del Reino Unido en la carrera por desarrollar el vehículos sin conductor se debe a unas inversiones privadas y públicas anunciadas de 576 millones de euros en más de 80 proyectos de I+D que disponen de cuatro grandes bancos de pruebas, tres puntos más en autopistas, zonas rurales y aparcamientos.
Impacto económico
El mercado que está en juego es enorme ya que el impacto en la economía asciende a 71.700 millones de euros y 420.000 nuevos empleos en la industria del automóvil y en empresas de servicios.
Pero a pesar del gran potencial británico en el coche autónomo, el informe alerta de que la sombra del Brexit también llega a ese campo. "La salida del Reino Unido de la UE debe ser ordenada con un acuerdo que respalde la colaboración tecnológica y la industria, especialmente en los datos. Un Brexit de "no acuerdo" causará un daño duradero a la reputación del Reino Unido como un destino políticamente estable para la inversión interna, poniendo en riesgo los beneficios identificados en el informe", se asegura en el estudio.
