La movilidad urbana en la nueva normalidad tras la llegada de la pandemia ha sufrido cambios importantes. Al margen del teletrabajo, que ha reducido los desplazamientos, la búsqueda de un medio de transporte más seguro ha aumentado el uso del vehículo particular y de otros de micromovilidad personal. En Barcelona, se da la paradoja de que los vecinos aprueban los nuevos espacios peatonales aunque utilizan más el coche privado.
En los últimos meses se ha duplicado el uso del coche privado, y aunque la pandemia del coronavirus ha reducido los trayectos por trabajo y estudios, los usuarios del coche han pasado del 13,6% antes de la pandemia al 28,9% este julio, según la última encuesta del Ayuntamiento de Barcelona.
Menos transporte público
También han aumentado los usuarios del resto de medios de transporte particulares, como la bicicleta (+1,6 puntos porcentuales) y la moto (+5,4 puntos), mientras que el Metro, los FGC y Renfe han perdido un tercio de sus pasajeros y el autobús ha pasado del 24,3% al 20,2%.
En relación al Bicing, el barómetro apunta que ha perdido cerca del 70% de los usuarios, mientras que los desplazamientos a pie se han incrementado ligeramente en Barcelona después del confinamiento: si antes un 16,8% de los barceloneses se movían a pie, ahora lo hacen un 19,2%.
El 77,9% de los barceloneses avalan destinar más espacio a los peatones, el 94.7% ven positivo fomentar el uso del transporte público y un 57,9% se muestra partidario de construir más carriles bici, según el barómetro semestral del Ayuntamiento de Barcelona.
Críticas de los empresarios
El concejal de Presidencia, Jordi Martí, ha destacado que los resultados respaldan las ampliaciones de aceras que ha llevado a cabo el consistorio, como las que se han hecho en las calles Consell de Cent, Via Laietana y Rocafort, con el objetivo de dar más espacio a los peatones.
Esos cambios del espacio público que puesto en marcha el Ayuntamiento de Ada Colau han sido criticados con dureza por parte de la patronal catalana y los gremios y organizaciones de comerciantes del centro de la ciudad, que han alertado del riesgo de pérdida de 50.000 empleos.
