El cambio climático sigue avanzando e incluso acelerándose, según ha advertido el grupo de científicos que asesora las Naciones Unidas. Los expertos reclaman acciones más ambiciosas y urgentes para frenar el calentamiento del planeta, entre las que citan la contribución de los biocombustibles y los combustibles sintéticos en los vehículos de combustión.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha advertido de que el peligro del que avisaba en 2018, un aumento de la temperatura media de 1,5 grados centígrados, se ha acentudado debido al continuo ascenso de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Cómo frenar el cambio climático
Los científicos que asesoran a la ONU llegan a la conclusión de que el ritmo y la escala de lo que se ha hecho hasta ahora, y los planes actuales son "insuficientes" para hacer frente al cambio climático. Según precisa el IPCC, "más de un siglo" de quema de combustibles fósiles y el uso "insostenible" de energía y territorio ha llevado a un calentamiento global de 1,1°C por encima de los niveles preindustriales.
Sin embargo, el último informe deja la puerta abierta a la esperanza al asegurar que, "si actuamos ahora, todavía podemos asegurar un futuro sostenible y habitable para todos", según explicó el presidente del IPCC, Hoesung Lee.
Para revertir las tendencias y frenar el calentamiento de la Tierra, el grupo de expertos plantea una batería de medidas urgentes. Entre ellas cita algunas que pueden sorprender porque no son opciones habituales del movimiento ecologista. Entre las medidas más viables por su rapidez y costes bajos de implementación cita los vehículos con combustibles eficientes. Por supuesto también propone la extensión de los vehículos eléctricos, aunque no los evalúa desde el putno de vista de sus costes argumentando una gran variabilidad de datos.
Potencial de los 'e-fuels'
A continuación sitúa en su potencial de reducción de emisiones una iluminación más eficiente y un mayor uso del transporte público y de la bici. En ambos casos, con unos costes bajos.
La siguiente medida a corto plazo planteada por los científicos que evalúan el cambio climático es el uso de biocombustibles y combustibles sintéticos, los llamados e-fuels, en el transporte. "Los biocombustibles sostenibles, hidrógeno de bajas emisiones y derivados (incluyendo amoníaco y combustibles sintéticos) pueden apoyar la mitigación de las emisiones de CO2 del transporte marítimo, la aviación y el transporte terrestre pesado, pero requieren mejoras en los procesos de producción y reducciones de costes", alertan los expertos. "Los biocombustibles sostenibles pueden ofrecen beneficios de mitigación adicionales en el transporte terrestre a corto y medio plazo", añaden.
El pronunciamiento de la ONU sobre los combustibles sintéticos llega en pleno debate en el seno de la Unión Europea después de la exigencia de Alemania e Italia de que se abra con garantías la vía a lograr las cero emisiones mediante con los 'e-fuels', lo uqe ha dejado en suspenso el visto bueno definitivo al veto de los coches de combustión a partir de 2035.
Déficits de los vehículos eléctricos
Al mismo tiempo, lel grupo de expertos climáticos de la ONU pone de manifiesto las ventajas y los déficits de los vehículos eléctricos. "Los vehículos eléctricos propulsados por electricidad con bajas emisiones tienen un gran potencial sobre la base del ciclo de vida", destaca. "Los avances en las tecnologías de las baterías -añade- podrían facilitar la electrificación de camiones pesados y complementar los sistemas ferroviarios eléctricos convencionales".
Sin embargo, los científicos advierten de que "la huella ambiental de la producción de baterías y la creciente preocupación por los minerales críticos pueden ser abordados por estrategias de diversificación de materiales y suministros, mejoras en la eficiencia energética y de materiales, y flujos circulares de material".
Según el último informe, "casi la mitad de la población mundial vive en regiones altamente vulnerables al cambio climático" y, "en la última década, las muertes por inundaciones, sequías y tormentas fueron 15 veces más altas en regiones altamente vulnerables".