Los vídeos de un coche fuera de control por el ataque de unos piratas que se han colado en sus sistema informático ponen los pelos de punta y preocupan a cualquiera. A medida que los vehículos aumentan su conectividad, hay más puntos por los que los delincuentes pueden intentar entrar en su cerebro y que los fabricantes tienen que intentar tapar. Por ese motivo, el negocio de los antivirus y de la ciberseguridad aplicada a los automóviles se duplicará en la próxima década y se convertirá en un elemento clave de la automoción.
El mercado de la seguridad informática aplicado en la automoción moverá este año unos 4.900 millones de dólares y dará un salto hasta los 9.700 en 2030, según las estimaciones de un estudio de McKinsey, que estima un crecimiento medio anual de más del 7% que permitirá que la cifra prácticamente se doble en 10 años.
Las áreas del negocio en auge que más van a crecer con las relacionadas con elementos claves como la encriptación de información del vehículo y otros similares para que el 'software' sea más seguro. Estas actividades sumarán 5.300 millones en 2030. Además, se destinarán otros 3.400 millones a los procesos de control de los procesos informáticos en dar respuesta a incidentes. Por último, otros 1.000 millones servirán para la ciberseguridad de los discos duros y de los sistemas de almacenamiento de datos.
Actualizaciones y parches de seguridad
"En el nuevo entorno, los fabricantes de equipos originales deberán responder de inmediato a los incidentes de seguridad, incluidos aquellos en los que las empresas descubren una vulnerabilidad nueva o potencial, o en los que sus vehículos son atacados por piratas informáticos maliciosos. Esto requerirá capacidades organizativas, de procedimiento y técnicas para detectar y abordar eventos de ciberseguridad. Proporcionar parches de seguridad durante todo el ciclo de vida del vehículo también será esencial para la operación segura del vehículo", destaca el informe de McKinsey.
Aunque no se llegará a la frecuencia de los teléfonos móviles, los coches tendrán que estar preparados para recibir actualizaciones del sistema operativo y de sus especificaciones. Tesla marcó el camino con sus actualizaciones del 'software' del coche controladas a través del 'smartphone' y el resto de vehículos sigue sus pasos.
Pero ¿quién controlará el nuevo negocio emergente? La pugna ha empezado con fuerza y todos los actores de la automoción y la tecnología han dado pasos para controlar parcelas de la ciberseguridad y sus servicios asociados. Los fabricantes de automóviles no renuncian a esta actividad y están intentando una integración vertical desarrollando sus propios componentes.
'Startups' y tecnológicas
Los proveedores también intentan captar negocio ampliando su papel en la cadena de valor de los componentes relacionados con la seguridad informática y también ofrecen servicios de consultoría de ciberseguridad. La competencia es dura puesto que tienen ante sí a las nuevas 'startups' que se están especializando en la detección de riesgos y centros de seguridad y operaciones.
En el nuevo negocio juegan también un papel relevante las empresas de tecnologías de la información y los fabricantes de semiconductores con 'software adaptado a chips especialmente diseñados para gestionar la información ingente captada por los múltiples sensoes de los coches conectados y autónomos.