En 1975 Fiat construyo en el sur de Italia, en la provincia de Apulia (el tacón de la bota), muy cerca de Leccey de Gallipoli, el circuito de pruebas más espectacular y el segundo más grande del mundo, sólo superado en 200 metros por otro en Estados Unidos.
A vista de pájaro parece el rastro que ha dejado el aterrizaje de un gigantesco platillo volante. El circuito de Nardò es una circunferencia de 12,5 km, cuatro de diámetro y 16 metros de ancho, lo que supone seis carriles, adecuadamente peraltados. Con estas características es como una autopista infinita, segura y en donde se puede circular a altas velocidades sin parar nunca. En los carriles exteriores y hasta 250 km/h no es necesario girar el volante.
En los años 70 del siglo XX, el gobierno italiano empujó a las empresas más importantes del país a invertir en el sur para intentar romper la tradicional desigualdad económica con el norte. Para Fiat la inversión en la pisa de Nardò fue un acierto porque la climatología local era perfecta para situar un centro de ensayos de este tipo. Fiat probó allí todos sus modelos de la época y los de Ferrari. Por ejemplo, en 1977 Niki Lauda probó un prototipo de Ferrari, el 312 T2 que tenía como elemento diferenciador seis ruedas, cuatro en el eje delantero.
Ovejas entre bólidos
La superficie controlada por el circuito son 700 hectáreas, la pista y sólo una parte del interior de la circunferencia, el resto son tierras de cultivo, huertos y pastos. Por allí pasean ovejas sin saber que están rodeadas de algunos de los coches más rápidos del mundo. En Nardò se puede circular sin límites de velocidad, día y noche y durante todo el año lo que permite realizar pruebas de fatiga de motor, resistencia, desgaste, neumáticos, frenos…
El récord de velocidad lo estableció en 1979 el prototipo Mercedes Benz C111, que alcanzó los 403,9 km/h y dio la vuelta al circuito en 1,57 segundos. En 1986 otro prototipo, esta vez una moto de 500 cc de Elf y Honda alcanzó la velocidad máxima en dos ruedas de la época, 312 km/h, y en 1994 Max Biaggi logró el récord sobre dos ruedas de propulsión eléctrica, 164,4 km/h. La historia de este circuito esté llena de otros records, dos de los más llamativos son el del Koenigsegg CCR, que en febrero de 2007 llego a la máxima velocidad para un coche de producción, 388 km/h., y el del camión Actros III en 2008. El gigante recorrió 12.728,94 km con 19,44 litros, lo que lo convirtió en el camión de 40 toneladas más eficiente, certificado por Guinnes World Records
Fiat no consiguió rentabilizar su inversión en el sur del país. Su intento de alquilarla a otros fabricantes para sus ensayos de vehículos no tuvo éxito por las reticencias a posibles espionajes. En 1999, después de un periodo de decadencia, Fiat vendió el circuito y todas las instalaciones a Proving Ground Nardo (PGN), filial de la sociedad italiana Prototipo, una empresa de ingeniería y diseño industrial
El nuevo propietario invirtió 100 millones de euros con el objetivo de que en 2003 fuese la mejor pista de pruebas del mundo. Se reforzó la seguridad con un equipo de bomberos permanente, telemetría en pista, cámaras de seguridad, un muro de red mimética y se plantaron 15.000 árboles alrededor de la pista para impedir la visibilidad exterior. Pero la crisis financiera del 2008 volvió a truncar el proyecto bajo control italiano.
Compra de Porsche
En 2012 Porsche Engineering compra las instalaciones y, tras una inversión de 35 millones de euros, las reabre en 2019 bajo el nombre Centro Técnico Nardò (NCT, por las siglas en inglés) para desarrollos y pruebas inicialmente para todas las marcas del grupo Volkswagen. En 2019 se utilizó para hacer ensayos secretos con el Taycan, el primer 100% eléctrico de Porsche que recorrió en esta pista 3.425 km en 24 horas, como viajar entre el sur de Italia y Noruega.
El pasado año el mundo se paró, pero el NCT aprovechó para mejorar. Se mejoró todo el asfalto de la pista y la interior, que antes se utilizaba principalmente para probar camiones se pintó con 48 km de líneas sobre el pavimento. Ahora parece una autopista de tres carriles, parte como una autopista europea y otra como una estadounidense. El objetivo es empezar a ensayar ya los coches del futuro, casi sin conductor y con propulsión eléctrica.
Desde hace unos meses Nardò es el paraíso del coche eléctrico. Hay seis estaciones de alta capacidad HPC (High Power Charging), pero también diferentes sistemas. Según explica Salvatore Baldi, Director de Gestión de Instalaciones, "el NTC debe ser como una ciudad del futuro, por eso hemos instalado todo tipo de sistemas de carga, desde soportes de pared de 7, 11 y 22 kW hasta estaciones de 50 kW y sistemas HPC”.
Pruebas de coches autónomos
También se han reforzado los sistemas de ensayos de seguridad antiincendios. Desde hace 10 años aquí se prueba la seguridad de los depósitos de combustible de los coches y ahora se analiza la de las baterías de iones de litio. Se pueden exponer a llamas de hasta 700 grados y en caso de problemas los bomberos de Nardò tienen armas, un contenedor especialmente preparado para un incendio de baterías.
Pero quizás lo más llamativo es que ya se están investigando aquí los coches autónomos. En febrero de 2020 un Porsche Cayenne circuló durante 600 km a 130 km/h sin intervención humana, aunque por seguridad había un conductor a bordo. El siguiente paso será instalar 91 km de cable de fibra óptica en la pista circular y la plataforma dinámica. El cable será el canal de comunicación entre la carretera, las pantallas, los semáforos y las torres de comunicaciones, para permitir el intercambio de información entre los vehículos y las infraestructuras.
El NTC no se para ahí. El objetivo es ampliar las instalaciones de talleres, 20 nuevos antes del próximo año, modulares para que se puedan adaptar a diferentes necesidades. Hasta ahora Nardò alquilaba las instalaciones para pruebas, Porsche Engineering quiere ofrecer a sus clientes proyectos completos, lo que supondrá reducción de costes y más eficiencia. Quizás la ingeniería alemana salve Nardò por muchos años más.