La colaboración público-privada se ha convertido en un mantra cuando se habla de la transformación de la movilidad y de la automoción. La clave está en encontrar el equilibrio entre las iniciativas de las administraciones públicas y del tejido empresarial en una tarea que requiere ingentes esfuerzos e inversiones, como se está comprobando con la electrificación de la movilidad. La dificultad de contar con un mapa completo y fiable de la red de puntos de carga de coches eléctricos es un ejemplo del desequilibrio existente debido a la inacción pública, que está siendo suplida por la iniciativa privada y de los propios usuarios.
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Hace unos tres años, el Gobierno puso en marcha el proyecto de crear una plataforma centralizada con toda la información de la infraestructura de recarga existente en España. Después de varios decretos y reglamentos, disponemos de Ripree, un registro de puntos de carga masiva al que va asociado un manual de 50 páginas dirigido a las empresas operadoras para que sepan cómo enviar la información de sus puntos de recarga. Esa información es parcial y no incorpora el estado en tiempo real de la red, y tampoco se ha plasmado en un mapa de acceso público.
El resultado es que se mantiene una jungla de aplicaciones con sus propios sistemas de pago para una suma de reinos de taifas en el que los conductores de vehículos eléctricos tienen que buscar dónde recargar las baterías. Esa situación es, junto al elevado precio todavía y las dudas sobre prestaciones, uno de los principales frenos para el impulso de la movilidad eléctrica, en la que es necesario dar facilidades y no complicar la vida al usuario medio.
Portugal marca el camino
Ante la falta de eficacia de las administraciones, el mapa de enchufes disponibles para los coches eléctricos en circulación ha quedado en manos de las iniciativas privadas. En estos momentos, para tener una idea de cuántos puntos de carga existen y de dónde están situados es necesario recurrir a la información recopilada por Aedive mediante el registro de los instaladores o bien consultar el mapa colaborativo elaborado con los reportes de los usuarios de Electromaps. Desde 2020 forma parte de Wallbox, el fabricante de cargadores.
La app Electromaps cumple 15 años con más de un millón de usuarios en más de 100 países que se han convertido en inspectores que informan sobre los puntos de carga con su experiencia personal. Xavier Cañadell, cofundador de Electromaps junto a Jordi Rodríguez, explica que su objetivo ha sido "facilitar la vida de los conductores de vehículos eléctricos y construir una comunidad que acelere esta transición".
La magnitud del problema queda todavía más patente cuando comparamos la situación de España con la de Portugal, que dispone de una potente plataforma pública (Mobi.e) con un mapa detallado y fiable que integra la información sobre todos los puntos de carga operados por múltiples empresas. Incluso es posible reservar y pagar la carga en todos los enchufes de Portugal, que de esa manera muestra el camino a seguir. Además es un ejemplo del resultado positivo para la movilidad eléctrica que tienen las políticas públicas acertadas tomadas en colaboración con la iniciativa privada.