La venta de SUV acaba de alcanzar un nuevo récord en Europa. Ya representan un 40% de las matriculaciones. Son, sin duda, los vehículos de moda, al igual que hace una década lo eran los monovolúmenes. ¿Lo recuerdan? Pero todo cambia y los Sport Utility Vehicles empiezan a estar amenazados. Hasta el punto de que en poco tiempo tendrñan que soportar muy probablemente un nuevo impuesto para los SUV.
Los tiempos en los que los conductores de grandes todoterrenos tenían que aguantar las protestas de ecologistas que los acusaban de maltratar el medio ambiente por ir a cualquier sitio con un vehículo más contaminante de lo normal pueden volver. Los primeros síntomas de ese hostigamiento que puede acabar en demonización se empiezan a ver. La Agencia Internacional de Energía ha alertado en su último informe del riesgo para el medio ambiente que suponen los SUV porque contaminan un 25% más que un vehículo similar con una carrocería más convencional como berlina o compacto familiar.
Más peso, más emisiones
Al margen de los datos fríos, algo de razón tiene la Agencia Internacional de Energía. Bien mirado, los SUV venden la aspiración o la sensación de mayor seguridad y de libertad porque también permite entrar en pistas forestales y caminos, aunque la inmensa mayoría no salga nunca del asfalto. La ecuación es bastante insostenible: más volumen, más peso, más consumo de carburante y más emisiones de gases contaminantes. Y si lo aplicamos a la movilidad eléctrica, más necesidad de potencia en las baterías para desplazar vehículos de alrededor de dos toneladas.
Y si aplicamos la ecuación combinando la tendencia de los SUV con el auge de la gasolina, el resultado es también de un aumento de las emisiones de CO2, tal como se aprecia en el incremento de la cifra media de los vehículos vendidos. que sube en paralelo al récord de los 'crossover' y de la gasolina frente al diésel.