Los plazos previstos en la Unión Europea para la transición ecológica son demasiado largos, según ha advertido Greenpeace, que ha reclamado adelantar la prohición de venta de vehículos diésel y de gasolina a 2028 en lugar de 2040. La organización ecologista ha planteado la necesidad de una transformación radical de la movilidad en Europa en respuesta al aumento de las emisiones de CO2 de los vehículos en circulación.
"La completa extinción de los coches diésel y gasolina debería suceder primero en aquellas ciudades que están liderando el desarrollo de alternativas", señala Greenpeace en un informe publicado este viernes con el título: "Una transformación radical de la movilidad en Europa. Explorando la descarbonización en el sector del transporte en 2040". Pese a que la UE planea eliminar las emisiones de carbono en la economía en 2050, la organización ecologista cree que la emergencia climática obliga a adelantar una década esa transformación en la movilidad.
Reducción del parque móvil
"La crisis climática sigue siendo la mayor amenaza existencial a la que nos enfrentamos", dice Greenpeace, que recuerda que el transporte representó el 27 % de las emisiones europeas de CO2 en 2017 y subraya que, mientras la mayoría de aportaciones de gases de efecto invernadero se han reducido, las de la movilidad "han acelerado su crecimiento un 28 % en la UE, frente a los niveles de 1990".
La ONG pide también reducir el parque móvil un 27 % en 2030 y un 47 % en 2040 respecto a los niveles de 2015 y limitar el uso del automóvil en 2040 del 62 al 42 % en las grandes áreas urbanas y del 79 al 68 % en las zonas rurales, así como reducir el tráfico de camiones y favorecer el transporte por vías férreas y fluviales.
Respecto a la aviación, responsable de más del 2 % del total de emisiones de efecto invernadero, Greenpeace pide "una reducción de la demanda en el sector del 33 % (medida en pasajeros por kilómetro) para el año 2040 respecto a los niveles previos a la COVID-19".
Objetivos de reducción de CO2
Como ejemplo, del impacto del sector aéreo, agrega la ONG, basta "considerar que un vuelo de ida y vuelta de Madrid a Bruselas genera unos 220 kilos de CO2, cuando hay 17 países donde una persona emite de media menos de esa cantidad en todo un año".
Las iniciativas que plantea Greenpeace supondrían una reducción del 63 % del consumo energético en 2040, frente al objetivo de la Comisión Europea de reducirlo en un 29 % para esa fecha.