El 29% de la red viaria de Cataluña analizada en el estudio EuroRAP presenta todavía un riesgo alto o muy alto de siniestralidad vial, según el estudio que hace una radiografía de la seguridad de la movilidad y de los puntos negros de las carreteras. El RACC ha elogiado la reducción de las cifras de accidentes en la carretera en los últimos 20 años, que ha cuantificado en un descenso del 73,2% del riesgo de sufrir un accidente con muertos o heridos graves en las carreteras de Cataluña en los últimos veinte años, aunque con la distorisión del recorte de la movilidad y de la siniestralidad durante los confinamientos.
En Cataluña sigue habiendo 1.804 kilómetros de carreteras con riesgo "alto" o "muy alto" de sufrir un accidente grave o mortal, lo que supone el 29 % de la red viaria analizada por el EuroRAP, que abarca un total de 6.373 kilómetros -de los 12.077 que hay en Cataluña-, en los que se concentran el 93 % de la movilidad y el 75 % de los accidentes con muertos y heridos graves.
Según el informe, los diez tramos de la red viaria catalana con más riesgo de sufrir accidentes, en que se mantiene en primera posición la carretera de l'Arrabassada, entre Barcelona y Sant Cugat del Vallès, son vías convencionales de calzada única, ante lo que la liberación de los peajes de las autopistas podría tener un impacto positivo en los próximos informes.
Los puntos negros
De hecho, el riesgo de sufrir un accidente en una carretera de un solo carril por sentido es cuatro veces superior a las autovías o autopistas, según el informe, que sitúa otra vez como principal punto negro la carretera de l'Arrabassada, la BV-1417, seguida de la BV-5224, entre Manlleu y Torelló; la GI-555, entre Sils y Massanes y la BV-2041, entre Gavà y Begues.
Según el informe, en la carretera de l'Arrabassada se han registrado en los últimos tres años un total de 13 accidentes graves -en todos los que hubo muertos o heridos graves estaba involucrada como mínimo una moto-, aunque la media anual con muertos y heridos graves se ha reducido ligeramente respecto al trienio anterior.
Así se desprende del estudio EuroRAP, elaborado por el RACC en colaboración con la Generalitat y la Diputación de Barcelona. En el trienio 1998-2000 hubo un total de 2.155 accidentes con muertos y heridos graves en la red viaria catalana, que han pasado a 599 en el periodo 2018-2020, aunque con el efecto de las restricciones de movilidad por el coronavirus, lo que supone una reducción del 72,2 %.
El presidente del RACC, Josep Mateu, ha destacado la "diferencia notable" en la accidentalidad viaria en los últimos veinte años en Cataluña, donde se ha pasado de más de 600 muertos a unos 120 al año, en parte por los avances y mejoras en las infraestructuras, los vehículos y la cultura viaria de los conductores. Mateu ha hecho este balance elogioso junto a Ramon Lamiel, director del Servei Català de Trànsit.
Víctimas de accidentes de tráfico
Según datos de Tráfico, este año -con cifras hasta el pasado 30 de noviembre- han muerto en las carreteras catalanas un total de 122 personas en 116 accidentes de tráfico, lo que supone un descenso del 26 % respecto al mismo periodo de 2019 -antes de las restricciones por el coronavirus-. La mitad de las víctimas de este año pertenecen a colectivos vulnerables, ya que 44 son motoristas, 12 peatones y 4 ciclistas. Los motoristas siguen siendo las principales víctimas mortales y heridos graves de los accidentes viarios, ya que concentran el 44 % de los siniestros en la red viaria catalana.
Sin embargo, de los 1.354 accidentes de motos de 2020, 195 fueron con víctimas mortales o graves, mientras que en 2005 -cuando el informe del EuroRAP los detalló por primera vez- hubo 873 siniestros, con 451 fallecidos y heridos graves, lo que constata que, pese a subir la siniestralidad en este colectivo, su gravedad va a la baja.
Según los datos del EuroRAP, durante el último trienio los accidentes graves y mortales se han reducido en general un 10,6 % en Cataluña, mientras que la movilidad ha caído un 6 % -debido a las restricciones por el coronavirus-, por lo que el riesgo de sufrir un accidente mortal o grave en este periodo ha disminuido un 4,9 %.