Poco a poco se van desvelando los secretos de la autonomia de los vehículos eléctricos. En el caso de las furgonetas, se enfrentan a los condicionantes generales, como el tipo de ruta y de conducción y las condiciones meteorológicas, y a las propias de este tipo de vehículos de transporte, es decir, el peso de la carga. Todos esos factores influyen en el consumo de la electricidad almacenada en las baterías y, por tanto, en la reducción de los kilómetros que se podrán recorrer, pero con diferencias entre ellos.
Temperatura ambiente
La temperatura ambiente es la variable que más reduce la autonomía de los vehículos comerciales ligeros eléctricos en términos de rendimiento de batería, capacidad y regeneración de frenado, según un estudio elaborado por la empresa de renting Arval Consulting, en el que se ha analizado el grado de autonomía de un vehículo comercial ligero eléctrico en condiciones reales y en diferentes escenarios de uso.
"En un uso combinado, los gestores de flotas deben esperar que la autonomía en uso real en condiciones invernales se encuentre en el rango del 70% sobre la homologada en un uso combinado (un 80% si excluimos recorridos en autopista)", han señalado los autores del informe, quienes también han matizado que dicho estudio se realizó con temperaturas más bajas de las habituales en España.
Tipo de trayecto
El estudio destaca que segunda variable con más impacto sobre la autonomía es el tipo de trayecto. En recorridos interurbanos, que mezclan trayectos en ciudad y circunvalaciones, la autonomía fue un 82%, de media, sobre la homologada. En recorridos urbanos, la media obtenida fue un 68%, porcentaje que bajó al 61% en autopista.
Efecto del peso en la batería
El porcentaje de carga útil en uso fue el factor con un menor impacto sobre la autonomía real. Ente un vehículo vacío y uno a plena carga, el porcentaje varió entre el 8% de descenso de la autonomía en el mejor de los casos y un 11% en el peor.
Para el vehículo comercial pequeño, con el 50% de su carga útil, la merma en la autonomía fue de solo cuatro puntos porcentuales, para el furgón mediano solo un punto porcentual, mientras que el vehículo de mayor capacidad sufrió una reducción de su autonomía de 9 puntos porcentuales. "Sin embargo, es importante tener en cuenta que el vehículo industrial grande, pasando del 50% al 100% de su capacidad de carga, sufrió un impacto adicional en su autonomía de solo dos puntos porcentuales", han señalado los autores del estudio.
Disponibilidad de cargadores
"La electrificación de la última milla va a producir una importante renovación de las flotas de comerciales ligeros" ha asegurado el responsable de Marketing y Desarrollo de Negocio de Arval, Manuel Orejas, quién ha destacado que la Ley de Cambio Climático, que establece la creación de infraestructuras y de zonas de bajas emisiones en ciudades de más de 50.000 habitantes y el aumento de autonomía de los modelos y de su oferta son los "factores clave" de esta transición.
Jesús Sánchez Reboto, responsable de vehículos comerciales de Arval, ha destacado que "para rutas diarias de 160 kilómetros la transición es totalmente factible. Y en rutas más largas hay que estudiar dónde y cómo recargar, porque en 30 minutos podemos sumar 40-50 kilómetros de autonomía". Reboto, además, ha vaticinado que "la transformación de las flotas va a ir más rápido de lo que se esperaba por el aumento de modelos, del rango de autonomía y de las posibilidades de carga".
"Para un cliente que haga 30.000 kilómetros anuales, el coste total es solo un 5-10% superior al de un diésel, teniendo en cuenta un precio de recarga medio en puntos públicos . "Ante esta igualdad de coste, la electrificación es lo más racional para uso urbano e interurbano, además de por motivos de cuidado del medio ambiente y de sostenibilidad", ha sentenciado Orejas.
