Tengo que admitir una cierta satisfacción al constatar que algo comienza a moverse de nuevo en el sector del automóvil europeo. Y no es sólo por los datos del estudio Auto Mobility Trends By Metyis, que son esperanzadores.
Artículo publicado en Auto Mobility Trends 2022 By Metyis y de Coche Global. El Barómetro se puede consultar de forma íntegra en este enlace.
Personalmente aplaudo la decisión que ha tomado Carlos Tavares, el presidente ejecutivo (CEO) de Stellantis, de abandonar ACEA (Asociación Europea de Constructores de Automóviles) con todas las marcas que agrupa la multinacional fruto de la fusión de PSA con FCA. Habrá quien piense que hubiera sido mejor que todos los grupos automovilísticos se mantuviesen unidos, pero esta asociación, de la que fue presidente Carlos Tavares, ha mantenido durante demasiado tiempo la postura de pecadora arrepentida dispuesta a aguantar los latigazos que le daban los políticos. Habrá que esperar para ver qué puede aportar Carlos Tavares y Stellantis con el Fórum de Movilidad que quieren crear para discutir los problemas que tiene el sector.
¿Qué pasará en 2035?
Por otro lado, después de que el Parlamento Europeo aprobara el fin de las ventas de automóviles con motor de combustión interna a partir del año 2035, los gobiernos de varios países de la Unión Europea se platearon no aceptar esos cambios en el mercado y la industria automovilística. De momento, las dudas internas del Gobierno de Alemania han dejado la puerta abierta a que se acepte que se sigan vendiendo aquellos vehículos de combustión que puedan utilizar combustibles neutros en carbono (algunos sintéticos), que inicialmente estaban también prohibidos en la nueva normativa.
Con más de una década por delante hasta la fecha del veto a las ventas de coches de gasolina y diésel en la UE, se puede esperar que se dulcifiquen medidas tan radicales como la de esta prohibición. O se abran otras alternativas a la movilidad, porque si bien es cierto que el coche eléctrico ha venido para quedarse, también lo es que, salvo un inesperado milagro, hoy por hoy no es capaz de dar respuesta a la demanda de transporte de nuestra sociedad.
Persecución del coche
De todas formas, contemplando el ansia con la que se presiona para la desaparición de la “máquina que cambió el mundo”, según el famoso libro del Massachusets Institute of Technologie (MIT), uno se pregunta qué pecado habrá cometido para que, teniendo en cuenta que las emisiones de CO2 que produce su uso no llegan al 20% del total, genere tanta inquina. Esa persecución al automóvil tiene lugar en un momento en que muchos gobiernos europeos no sólo están utilizando sus centrales nucleares, sino también el carbón para producir energía.