Joe Biden llegó a la Casa Blanca, el día en que anunció su hoja de ruta para la movilidad eléctrica, conduciendo un Jeep Wrangler híbrido enchufable 'made in USA'. Era su forma de dejar claro el cambio de etapa después de la permisividad de Donald Trump con las emisiones de CO2 en el país en el que los coches más vendidos son las grandes 'pick-up' y en el que la gasolina tiene un precio muy bajo.
La Casa Blanca ha pactado con la industria automovilística de EEUU medidas para conseguir que para 2030 la mitad de todos los vehículos nuevos vendidos en Estados Unidos sean de cero o bajas emisiones incluyendo los eléctricos, híbridos enchufables y los de hidrógeno. Se trata de un objetivo menos ambicioso que el de la UE y China.
Joe Biden firma este jueves 5 de agosto, ante representantes de General Motors, Ford, Stellantis y el sindicato United Auto Workers (UAW), una orden ejecutiva que establece como nuevo objetivo que para 2030 la mitad de todos los vehículos nuevos vendidos en el país sean eléctricos. En realidad, en este objetivo se incluyen también los vehículos híbridos enchufables, cuya propulsión básica es de unmotor de gasolina con la ayuda de uno eléctrico con una pequeñabatería que le permite reducir las emisiones y tener cierta autonomía en modo 100% eléctrico.
Críticas de Tesla
En un comunicado conjunto, Ford, GM y Stellantis se comprometieron a "alcanzar ventas anuales del 40-50%" de vehículos electrificados para "llevar la nación más cerca del futuro de emisiones cero consistente con los objetivos" del acuerdo climático de París. El consejero delegado de Tesla, Elon Musk, mostró su sorpresa porque el mayor fabricantes de vehículos eléctricos de EEUU haya quedado fuera del acuerdo y del acto de presentación.
Altos funcionarios de la administración Biden reconocieron durante una conferencia telefónica con medios de comunicación para presentar las medidas que una de las motivaciones del Gobierno estadounidense es no permitir que China domine el mercado de los vehículos eléctricos, que es el futuro del sector. China se ha convertido desde hace años en el primer fabricante y el primer mercado de vehículos eléctricos gracias a una apuesta firme mediante incentivos a la compra de turismos e inversión en puntos de recarga.
Las autoridades estadounidenses han señalado que aunque otros, como la Unión Europea (UE), están acelerando sus planes de electrificación del sector para colocarse en la cabeza, China está intentando asegurarse el control de la cadena de suministro global para vehículos eléctricos y baterías.
Los objetivo de EEUU en la reducción de emisiones del parque automovilístico es menos ambicioso que el que tiene actualmente la Unión Europea y mucho menos que el que propone la Comisión Europea, con una senda que acabaría en 2035 con el veto a la venta de coches de gasolina, diésel e híbridos. Asimismo, el objetivo también es menos exigente que el que defiende el Estado de California, que también quiere desterrar los coches de combustion en 2035.
Reto para las fábricas
El presidente de UAW, Ray Curry, señaló que el sector está "en un momento crítico en el que países compiten para producir los vehículos del futuro" y que Estados Unidos "se está quedando rezagada con respecto a China y Europa" a medida que los fabricantes destinan miles de millones de dólares en la ampliación de mercados y capacidad productiva.
La Casa Blanca indicó que la orden ejecutiva que hoy firmará Biden cambiará esta situación y que el objetivo del 50 % de las ventas para 2030 "está calibrado" para que las plantas de producción existentes puedan adaptarse sin peligro.
La Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) y el Departamento de Transporte anunciarán hoy la imposición de estrictos estándares de consumo y emisiones a los vehículos nuevos que fueron eliminados por la anterior administración Trump.
Cálculos de la Casa Blanca
La Casa Blanca indicó que los nuevos estándares proporcionarán beneficios netos de unos 140.000 millones de dólares con el ahorro de 757.000 millones de litros de gasolina en los próximos cinco años, así como la reducción de 2.000 millones de toneladas métricas de contaminación de carbono y mejoras en la salud de la población. El Gobierno estadounidense estimó que cada conductor se ahorrará una media de 900 dólares durante el periodo por el menor consumo de sus vehículos.
La administración Biden señaló que todas estas medidas permitirán reducir las emisiones de gases con efecto invernadero de los vehículos vendidos en 2030 en más de un 60 % en comparación con las de los vehículos vendidos en 2020.
Esto a su vez permitirá llegar al objetivo de Biden de que, en 2030, las emisiones globales de la economía estadounidense sean entre un 50 y un 52 % inferiores a las de 2005.