Los contratos a largo plazo que negocia el Comité Olímpico Internacional ha propiciado que dos fabricantes japoneses rivalicen para que sus coches transporten a atletas, árbitros, periodistas y miembros de la organización. Nissan y Toyota han desembolsado cientos de miles de euros en sus contratos para unir su imagen con la de la cita internacional del deporte.
En los Juegos de Río 2016, el sponsor oficial es Nissan, que refuerza así su estrategia de marketing enfocada hacia competiciones deportivas que también incluyen la Champions League. Esa apuesta también tiene un elevado contenido de marketing local, aunque con un rendimiento escaso por ahora. Nissan inauguró en el 2014 una fábrica en Brasil que tiene una capacidad para producir 200.000 vehículos al año. Pero la finalización de la planta se ha producido en plena crisis, con un desplome del mercado del orden del 28%. Los más de 4.000 coches de los modelos locales March y Versa cedidos por Nissan a los Juegos de Río 2016 han paliado momentáneamente los registros de matriculaciones.
El patrocinio de Nissan tiene fecha de caducidad. En 2017 cederá el testigo a su rival japonesa Toyota, que ha firmado un contrato a largo plazo de más de 800 millones de dólares, hasta 2024, que incluirá los juegos de Tokyo del 2020. Sin embargo, Toyota ejerce ya como patrocinador este año en Japón, con lo que las dos marcas japonesas presumirán de su apoyo a los Juegos.