Los 500 periodistas acreditados en el Salón del Automóvil de Barcelona hemos presenciado menos show que de costumbre. La crisis ha extendido sus tentáculos en la muestra en la que también se ha colado la austeridad dominante en las presentaciones de nuevos modelos. El resultado es que el auto show tuvo esta vez poco glamour.
Los periodistas y directivos de marcas más veteranos comentaban por los estands que la crisis se notaba también en el ambiente. Es inevitable. En esta edición número 37 celebrada 96 años después del nacimiento de la muestra sectorial de Barcelona no se han visto los espectáculos musicales o coreografías que antes contrataban las marcas para ensalzar el momento culminante en el que descubrían el modelo que presentaban en sociedad.
Han sido presentaciones, cuando las ha habido, más bien espartanas a cargo de los directivos locales en las que, como mucho, ha habido un despliegue audiovisual en pantalla gigante. Pero como recuerda el responsable comercial de Fira de Barcelona, Ricard Zapatero, el mero hecho de que es salón se haya celebrado este año ya es un éxito.
La concentración de las 22 marcas presentes en varios grupos como Volkswagen, Renault-Nissan, Daimler (Mercedes-Smart), Hyundai-Kia y el distribuidors Quadis (Maserati. Ferrari, Bentley, Aston Martin, Jeep, Lancia) provocaba la sensación de estar paseando por el portal del Àngel de Barcelona que, como tantos ejes comerciales, está dominado por grandes cadenas como Inditex, Mango y Benetton. Pero en definitiva, hay salón, y eso es lo importante.
