La apuesta de Barcelona por la conectividad y por el futuro sostenible es clara, y no solo con el Salón del Automóvil, sino también por el Mobile World Congress y el Smart City Congress. Quien haya puesto en duda el éxito del Salón Internacional del Automóvil de Barcelona pienso que no tiene ni idea. No quiero decir con ello que haya sido el mejor de la historia, pero sí puedo afirmar sin miedo a equivocarme que la edición de este año va a marcar un punto de inflexión en el devenir de las muestras del automóvil en España.
La alianza de estos tres elementos (conectividad, sostenibilidad y automóvil) es posible y de ahí los espacios creados por Fira Barcelona para la edición de este 2015. Tal vez no hayan sido 900.000 visitantes (pero se han acercado), tal vez no se haya vendido todo lo que se esperaba (aunque se ha superado en el 40% las cifras del 2013), pero lo que sí está claro es que Barcelona ha escenificado un cambio de tendencia comercial y de estilo. Asociar la conectividad es el primer paso hacia una futuro en el que el coche conectado será el pan nuestro de cada día. Y Barcelona es pionera.