El ministro de Transportes de Alemania, Volker Wissing, ha lanzado una polémica propuesta que podría condicionar radicalmente los hábitos de conducción en la principal potencia europea. La amenaza de imponer restricciones a la circulación durante los fines de semana ha generado en este país un intenso debate sobre las medidas necesarias para cumplir con los objetivos de protección del clima.
La idea de prohibir la conducción los sábados y domingos surge como respuesta a la necesidad de reducir las emisiones de CO2, un desafío que Alemania enfrenta con urgencia. Aunque ésta no es la primera vez que se plantea esta medida, su resurgimiento pone de relieve los obstáculos que el país enfrenta en su camino hacia la reducción de emisiones.
A pesar de que las emisiones de gases de efecto invernadero en Alemania alcanzaron su nivel más bajo en 70 años en 2023, el sector del transporte aún no ha logrado cumplir con sus objetivos climáticos. La ley exige que los ministerios que no alcancen dichos objetivos implementen programas de emergencia para remediar la situación, lo que ha llevado al ministro Wissing a considerar medidas drásticas como la prohibición de conducción los fines de semana.
Amenaza para el transporte
Wissing ha pedido una enmienda a la ley que permita un enfoque más flexible en la evaluación de los objetivos climáticos, teniendo en cuenta las particularidades de cada sector. Sin embargo, las negociaciones para dicha enmienda están estancadas -problemas políticos-, lo que le ha llevado a amenazar con medidas más severas si no se llega a un acuerdo.
La propuesta ha generado críticas tanto dentro como fuera del Gobierno, siendo acusado Wissing de avivar el miedo y de despertar temores infundados. Además, se produce en un momento en el que Alemania se enfrenta a desafíos en su transición hacia una política verde, con ventas de vehículos eléctricos a la baja por la desaparición de ayudas públicas y un mercado automovilístico que se contrae y donde las tecnologías de combustión sufren menos que las electrificadas.
En marzo el mercado alemán cayó el 6,2% con un descenso generalizado de todos los tipos de propulsión, aunque la más perjudicada es la 100% eléctrica con una caída del 28,9% para totalizar el 11,9% de cuota de mercado. Por el contrario, el diésel es la tipología que menos sufre con una caída del 0,5% para continuar en un estable 18,3%. Los híbridos enchufables también caen el 4,5% para acumular una cuota de mercado del 6,1%. La tecnología más demandada en Alemania es la gasolina con una cuota de mercado del 37,8%. Esta situación ha propiciado que las emisiones medias de CO2 del coche nuevo en Alemania hayan crecido el mes pasado el 3,1% hasta situarse en 124,4 g/km.
