La instalación de redes 5G en los próximos años no implica únicamente la disponibilidad de conexiones súper-veloces a gran escala, sino que supone el desarrollo de nuevas oportunidades para el encaje de la conectividad con nuestros desplazamientos cotidianos.
En el circuito AutoAir en Inglaterra, por ejemplo, los vehículos conectados ya se encuentran en su fase de testing para la conducción autónoma a través del 5G. Estos vehículos se manejan mediante una red de sensores de alta precisión y la transmisión de enormes cantidades de datos que requieren de acceso a una red rápida y fiable.
Mucho más cerca, en la sede central de Applus+ IDIADA en l'Albornar (Tarragona), se está desarrollando la ampliación de una nueva pista de testeo destinada al desarrollo de tecnología ADAS (Advanced Driver Assinstance Systems) & CAV (Connected Autonomous Vehicle) con zonas de ensayo simulando escenarios de circulación futuros tales como intersecciones de alta velocidad y simulaciones de autopista utilizando redes 5G en la zona de ensayo.
La rápida transmisión de datos permitirá a los conductores un modo más sincronizado de conducir según las condiciones de tráfico, incluyendo la búsqueda de estaciones de recarga y la planificación inteligente de rutas. A los pasajeros, el 5G les permitirá disfrutar de una mayor capacidad de streaming y transmisión de datos para comunicación, trabajo o entretenimiento durante los desplazamientos en coche.
Más rápido que un ojo
La rapidez de esta tecnología supone que el tiempo de reacción desde que el vehículo identifica un obstáculo hasta que se comunica es de tan sólo 5 milisegundos. Para poner en perspectiva la baja latencia o capacidad de la red 5G para responder a los comandos del vehículo, el ser humano es capaz de responder a estímulos del tacto, la vista o el olfato en aproximadamente 150 milisegundos.
Gracias a un mayor volumen de intercambio de datos con mucho menor retraso, la mejora de la seguridad en las vías de circulación se perfila como uno de los impactos más relevantes de esta innovación. Los coches podrán detectar otros vehículos, ciclistas y peatones con mayor fluidez, lo que permitirá incrementar la seguridad vial y reducir los accidentes.
Los vehículos conectados a la tecnología 5G serán tan eficientes como el entorno de la red en la que operan. Este despliegue que se llevará a cabo durante la próxima década y con el previsible auge del teletrabajo y el aprendizaje a distancia, las conexiones de alta velocidad serán un elemento cada vez más esencial para la ciudadanía.
Al mismo tiempo, la recuperación tras la crisis del Covid-19 vislumbra la consolidación de importantes alianzas público-privadas y “joint ventures” en el sector de la movilidad. Ésta es una oportunidad para que fabricantes, concesionarios, operadores de transporte, empresas de servicios compartidos y micro-movilidad, administraciones locales y compañías de telecomunicaciones, concentren sus esfuerzos en el desarrollo de nuevas infraestructuras, iniciativas y servicios en torno al coche conectado.
Infraestructura para el 5G
Seat y Telefónica presentaron su colaboración en el ámbito 5G el año pasado, estimando que los accidentes de vehículos podrían reducirse en un 68% anualmente. El “mantenimiento inteligente” a partir de datos y sensores será otro paso importante para diagnósticos de revisión y estado del vehículo en remoto, facilitando el cumplimiento de normativas ambientales y sanitarias.
El 5G también podría implicar que el móvil reemplazara las llaves por completo, permitiendo un bloqueo y desbloqueo 'contactless' autentificado con seguridad. En pocos años, este tipo de innovaciones puntuales, podrían impulsar los modelos alternativos de propiedad y acceso (incluidos los servicios de suscripción) a través de perfiles digitales de conductor que permitan moverse sin problemas de un vehículo a otro. En un mundo post-Covid, este tipo de medidas serán esenciales para instaurar una mayor confianza y viabilidad en los vehículos compartidos.
Eventualmente, el 5G y la mayor conectividad darán paso a los vehículos autónomos, cuyo desarrollo dependerá en gran medida de estas infraestructuras, así como los patrones de datos producidos por los coches conectados. Todavía es muy temprano para pensar en la circulación habitual de coches 100% autónomos, pero la coyuntura actual podría impulsar al diseño de vehículos guiados telemáticamente a través del 5G para el traslado seguro de pasajeros o entregas de última milla.
Resulta evidente que el 5G representará un antes y un después en la mejora de la cobertura, nivel de seguridad y la calidad de la movilidad conectada. En un entorno donde la colaboración transversal a nivel público-privado es cada día más urgente, la aplicación de esta tecnología en las nuevas plataformas de transporte multimodal será clave para maximizar los retornos esperados del 5G hacia nuevos modelos de negocio y de servicio.
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Artículo de David Ortega y Andrés Vedova
