Sostenibilidad

Crece la presión a Bruselas para no suavizar las multas a la automoción

ONG y asociaciones de consumidores piden a la Comisión Europea que mantenga los objetivos de reducción de CO2 en 2025

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea

Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea

Toni Fuentes

24.02.2025 16:56h

3 min

La Comisión Europea enfrenta una creciente presión de ONG medioambientales y asociaciones de consumidores para no ceder ante los fabricantes de automóviles en la flexibilización de los límites de emisiones de CO2. Organizaciones como Transporte y Medioambiente (T&E), BEUC y E-Mobility Europe han enviado una carta a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, pidiendo que no se suavicen los objetivos ni las sanciones para las marcas que no cumplan con las restricciones establecidas.

ONG: Europa no puede perder el liderazgo

Las organizaciones firmantes alertan de que cualquier retraso o flexibilización en la reducción de emisiones pondría a Europa en una posición aún más rezagada frente a China en la transición hacia los vehículos eléctricos. Según su carta, cualquier concesión "tendría un efecto paralizador en la inversión en infraestructura de carga, en el desarrollo de baterías y en la producción de vehículos eléctricos dentro de la UE".

El sector automotriz europeo, argumentan, ya ha realizado avances significativos en la electrificación, y relajar los objetivos de emisiones podría beneficiar a los fabricantes que no han hecho los deberes a costa de quienes sí han invertido en la transición ecológica.

Además, los activistas destacan que la cifra de 15.000 millones de euros en multas que temen las marcas ha sido exagerada y que, si bien algunos fabricantes podrían enfrentar sanciones, estas serían mucho menores de lo estimado.

Los fabricantes de automóviles piden más margen

Desde el otro lado, las marcas europeas de automóviles están haciendo una fuerte presión sobre Bruselas para flexibilizar la norma, argumentando que el objetivo de reducción del 15% de CO₂ en 2025 en comparación con los niveles de 2021 es irrealista debido a la baja demanda de vehículos eléctricos y la infraestructura de carga insuficiente.

Según los fabricantes, si la Comisión no concede una prórroga o suavización de las multas, la industria se enfrentará a multas multimillonarias que podrían impactar su rentabilidad, una caída de la producción y posibles despidos en el sector, mayor dificultad para competir con China y EEUU, donde los gobiernos están apoyando con más incentivos la adopción de vehículos eléctricos.

Una decisión clave el 5 de marzo

El comisario europeo de Transporte, Apóstolos Tzitzikóstas, supervisado por Von der Leyen, está preparando un plan de acción que será presentado el próximo 5 de marzo. El vicepresidente ejecutivo de la Comisión, Stéphane Séjourné, ya ha mantenido reuniones con fabricantes de automóviles y representantes de regiones automovilísticas, tratando de encontrar un equilibrio entre las exigencias de la industria y la presión de los activistas medioambientales.

Las ONG y asociaciones proelectrificación insisten en que, en lugar de relajar los objetivos, Bruselas debería enfocarse en impulsar la demanda de eléctricos con medidas como incentivos para electrificar las flotas corporativas, que representan el 60% de las ventas de coches nuevos, mayor despliegue de infraestructura de carga pública y privada, planes de ayudas directas más accesibles y rápidos para consumidores y empresas.

El dilema de la Comisión Europea

La UE tiene como meta reducir un 50% las emisiones de CO₂ de los automóviles en 2030 y llegar al 100% en 2050. Relajar los objetivos de 2025 podría enviar una señal negativa sobre el compromiso de la UE con su estrategia climática, además de poner en riesgo futuras regulaciones.

Sin embargo, ignorar las demandas de los fabricantes podría suponer graves consecuencias económicas y sociales, con posibles cierres de fábricas y despidos en toda Europa. Con el sector automotriz al borde de un enfrentamiento con Bruselas, la decisión que se tome en marzo definirá el futuro de la industria europea del automóvil y su papel en la carrera global por la electrificación.

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