Por fin tenemos Plan Renove aprobado y en vigor. Las ayudas públicas para la compra de vehículo consiguieron entrar en el orden del día de un Consejo de Ministros extraordinarios que aprobó un paquete de medidas económicas, otro parche para la maltrecha economía. Las patronales del automóvil han aplicado un esquema convencional de fiar la mejora de las ventas de automóviles a los incentivos directos, pero esta crisis es diferente en general y, probablemente, en lo individual.
La automoción achacó la lenta recuperación del mercado automovilístico a la falta del decreto con la letra pequeña del Renove. Por eso, según las empresas, las matriculaciones bajaron todavía un 36,7% en junio, un porcentaje todavía demasiado elevado. Sin embargo, los consumidores y el sector sabían que las ayudas estaban disponibles para compras realizadas desde el día 16 de junio, tal como anunció Pedro Sánchez. Solo faltaban los formularios para solicitar la bonificación del nuevo plan.
Ya tenemos los formularios
Ahora ya tenemos los formularios para que los rellenen los concesionarios y los compradores de los vehículos. Aplicando el mismo razonamiento empresarial que atribuía el descenso de junio a la falta de esos formularios del Renove, ahora cabría esperar que los clientes llegaran en tromba a los concesionarios en busca de las ayudas de 300 a 4.000 euros.
Sin embargo, estamos en medio de una crisis completamente diferente en la que los esquemas de estímulo y demanda anteriores es probable que no funcionen igual que antes. Nunca en nuestra historia reciente hemos sufrido una crisis que llegó asociada a un virus que mata y atemoriza y que provocó un parón de golpe de la actividad económica mediante un decreto ley.
En ese contexto, la diferencia entre tener el formulario y no tenerlo puede que no sea significativa. A eso hay que añadir que las ayudas para los coches diésel y de gasolina, los más vendidos, son poco atractivas. En cambio, la situación económica y laboral de cada persona y cada familia se erigen en los elementos estratégicos del momento actual y de la posible evolución a partir de ahora. Tenemos todavía mucha gente impactada de lleno por la pandemia económica, con 1,83 millones de personas en ERTE cobrando -en el mejor de los casos- una prestación por desempleo de unos 1.100 euros mensuales si tiene hijos a cargo. Además, las cifras del paro están subiendo de nuevo a niveles simiares a la crisis financiera de 2008.
'Coaching' colectivo
Pero hay otro problema igual o más grave que frena la recuperación: la parálisis del consumo de los que mantienen su capacidad adquisitiva debido a la incertidumbre y al miedo a un futuro amenazador.
Hace días que Pedro Sánchez no utiliza la expresión "moral de victoria" para insuflar ánimos a la población confinada. Quizá habría que recuperar ese espíritu pero desprovisto de milatarimos y más apegado a la psicología colectiva y a un coaching para sobrellevar esa incertidumbre para que los que pueden sigan comprando coches, casas, viajes, comidas...