Las ventas de coches han tocado fondo e iniciarán en 2022 el camino hacia una incierta recuperación que puede ser más lenta de lo esperado, según las previsiones anunciadas por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Las matriculaciones de turismos y todoterrenos crecerán un 7,9% ese año, hasta los 10,5 millones de unidades, una cifra que todavía quedará muy lejos de los 15,3 millones de unidades que se vendieron en 2019, antes de la pandemia y de la crisis de los microchips. La incógnita es si la recuperación plena del mercado se conseguirá en 2023 o tardará más.
"Las ventas todavía estarían casi un 20% por debajo de los niveles anteriores a la crisis de 2019", subrayó ACEA en un comunicado en el que hace públicas sus previsiones. Las matriculaciones de nuevos turismos cayeron en la UE en 2021 un 2,4 % respecto a 2020 al registrar 9,7 millones de matriculaciones.
Estabilización de los chips
La condición imprescindible para que mejoren las ventas respecto al suelo alacanzado en 2021 es que comience la estabilización en el suministro de componentes que integran los microchips para evitar así los frecuentes parones de las fábricas de vehículos.
En esta coyuntura, los fabricantes de vehículos instan a la Unión Europea a agilizar la Ley Europea de Chips para "reducir su dependencia de los proveedores extranjeros" y evitar el impacto sufrido por la industria de automoción del viejo continente.
La buena noticia para ACEA es que los coches eléctricos crecen con fuerza y ganan cuota de mercado, aunque sea en un contexto de caída de las ventas de vehículos de combustión por la demora en su entrega a los clientes. El presidente de ACEA y CEO del Grupo BMW, Oliver Zipse, celebró, no obstante, el progreso de las ventas de automóviles eléctricos, que entre todas las tecnologías, incluidos los motores híbridos, representan ya uno de cada cinco coches matriculados en la UE.
Déficit de puntos de carga
"El sólido desempeño de los automóviles con carga eléctrica es una noticia muy bienvenida", dijo Zipse, pese a que subrayó que "sigue siendo un mercado bastante frágil, que depende en gran medida de medidas de apoyo como los incentivos de compra y, sobre todo, de la disponibilidad generalizada de infraestructura de carga".
En ese sentido, lamentó que la implementación de puntos de recarga esté "muy por detrás de la demanda de los consumidores de automóviles con carga eléctrica", que en los últimos cinco años ha crecido cuatro veces más rápido que el despliegue de la infraestructura. La solución, según el directivo de BMW, pasa por imponer "objetivos ambiciosos para todos los Estados miembros" del bloque comunitario, actualmente en discusión en el Consejo de la UE y en el Parlamento Europeo.