En psicología existen dos grandes miedos que nos paralizan ante la toma de decisiones, más allá del miedo a situaciones extremas como la muerte, la no supervivencia o el quedarse completamente solos. Son los irracionales, que en el mundo comercial se conocen como el miedo al fracaso (tomar una decisión incorrecta) o al rechazo (no ser aceptado en nuestro entorno más próximo por la decisión adoptada).
En el sector del automóvil, asistimos a la tormenta perfecta y, como consecuencia crece el miedo. Cambio en el comportamiento del consumidor, revolución tecnológica por parte de los fabricantes que además han de cubrir una demanda creciente de vehículos más sostenibles, pasividad de la Administración que conlleva una falta de planificación de medidas que permitan una transición ordenada y por último, y no menos importante, un cliente que tiene serias dudas sobre qué vehículo escoger y cómo tiene que ser su decisión de compra en la que aun sigue siendo la segunda adquisición más importante, después de la vivienda.
Más renting
El miedo ralentiza nuestra toma de decisiones, emerge la prudencia e incluso la parálisis ante la mencionada tormenta. Ésta es tan sólo el inicio de una nueva etapa de sucesivos cambios que pueden suponer toda una revolución, tanto para los operadores tradicionales como para los nuevos disruptores. La caída sostenida en las matriculaciones, el incremento del renting a particulares, la crisis del diésel o el creciente interés por nuevas motorizaciones más sostenibles son síntomas de un profundo cambio. Es lógico, por tanto, que los clientes prefieran escoger una solución de compra transitoria como es el renting de un vehículo que va a quedar obsoleto tecnológicamente en breve y que podrán reemplazar por otro una vez amaine el chaparrón.
Estamos ante el reto más grande de la industria desde su creación, hace ahora algo más de un siglo con más cambios en los próximos 10 años que en las últimas 5 décadas. Desde la oferta se está produciendo una gran ofensiva a favor de la fabricación de nuevos modelos híbridos, eléctricos o de tecnologías alternativas que puedan cumplir con los límites establecidos por Europa. En algunos casos este movimiento puede suponer que entre el 40% y el 60% de la cartera de producto sea completamente eléctrica en tan solo 10 años.
Euros por Km o cuotas
Desde la demanda crece la preferencia por compartir, por el pago por uso, por la mayor flexibilidad en la contratación y por una menor dependencia de compromisos financieros a medio y largo plazo. El cambio está en marcha y la Administración, en sus diferentes niveles, no es del todo clara sobre qué medidas aplicará para reducir el tráfico y los niveles de contaminación en las grandes urbes.
El futuro del mercado de la movilidad no se medirá por unidades vendidas o fabricadas sino en euros por kilómetros contratados o cuotas por servicios. La vida no consiste en esperar a que pase la tormenta, sino en aprender a bailar bajo la lluvia.