Ecológico y económico, así ha demostrado ser el nuevo Renault Captur bifuel, GLP (gas licuado del petróleo) y gasolina, que he podido probar, casi en primicia, este verano. Han sido unos 3.000 kilómetros en total donde la realidad de usar un combustible alternativo se ha mostrado en todas sus dimensiones: la conducción, el repostaje y la cartera.
El aspecto exterior del Renault Captur bifuel de GLP es exactamente igual que uno de gasolina, con el que comparte el eficaz y económico motor turbo de 100 caballos y tres cilindros de una gran elasticidad en carretera y excelente respuesta, además del cambio manual de cinco velocidades. Pero a diferencia del que solo utiliza gasolina, este tiene la etiqueta ECO de la DGT ya que sus emisiones de CO2 son un 8% inferiores a las de un motor exclusivamente de gasolina. El GLP es una mezcla de propano y butano que emite menos monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno que la gasolina.
El equipamiento, los sistemas de seguridad, la llamativa pantalla tipo tablet en el centro del salpicadero, el control por voz y el práctico maletero en dos pisos son iguales que el resto de la gama. Su más llamativa diferencia está escondida tras la tapa de la toma de combustible. Al abrirla hay dos tapones, el convencional para la gasolina y, a la izquierda, uno de diámetro más pequeño protegido también por una tapa de plástico enroscada. Esta toma es la que sirve para cargar el GLP aunque necesita que se le enrosque un adaptador para poder cargar el combustible que entra a alta presión.
Dónde repostar GLP
Antes de repostar el GPL hay que saber en qué gasolineras lo vamos a encontrar porque no está disponible en todas. Se estima que la red europea de GLP cubre una de cada cuatro gasolineras. En España hay 678, frente a 7.000 en Alemania, 3.767 en Italia o 5.500 en Portugal.
Tengo que confesar que no fue sencillo localizar dónde repostar y Google ayudó poco. Algunas de las gasolineras que indicaba que disponían de GLP finalmente no lo tenían o su acceso era difícil. En un viaje puede ser más molesto, para una persona que se mueve en una zona concreta la mayor parte del año, como es lo habitual, ya sabe dónde tiene que repostar. Y moverse con GLP merece la pena porque el precio del litro está entorno a los 0,60 euros, la mitad que la gasolina.
El proceso de repostaje es también un poco más ‘sofisticado’. Al estar el gas a alta presión para almacenarlo en forma de líquido, la manguera del surtidor debe de quedar perfectamente encajada en el adaptador, no siempre se consigue al primer intento y en ese caso suelta humo con un ruido como de una pequeña explosión. El olor es similar al de un desagüe. Estos efectos se producen también el terminar el repostaje. La manguera avisa mediante un pequeño petardazo. Me resultó tranquilizador que fuera un empleado el que realizase la maniobra.
Si hay que llenar el depósito de gasolina la boca está al lado y en los surtidores que yo usé siempre había mangueras también de gasolina así que no era necesario mover el coche.
Autonomía de 1.000 km
El depósito del GLP, fabricado en acero de alta resistencia, está ubicado en el lugar de la rueda de repuesto, lo que no penaliza al maletero ni al depósito de la gasolina y tiene una capacidad de 32 litros. El resto del sistema está formado por una válvula de retención, un limitador de llenado al 80%, un limitador de flujo y válvulas de seguridad.
El depósito de gasolina es similar al resto de la gama, 48 litros, lo que le da a esta versión una autonomía total de unos 1.000 kilómetros, según los datos oficiales de Renault. Esta alternativa permite circular con total libertad, aunque se acabe el depósito de GLP. Pero, aunque tengamos que ir más veces al surtidor, con este coche se trata de circular el mayor tiempo posible con GLP para reducir el gasto.
La autonomía del depósito de GLP es de unos 300 km. Cuando reposté no cargó el mismo volumen de litros, no sé si es debido al limitador de llenado o al propio proceso de repostaje. El consumo es ligeramente superior con GLP que con gasolina y se percibe una menor potencia del motor, como si redujese algunos caballos.
Pasar de un combustible a otro se hace pulsado un botón que está en la parte baja del salpicadero, a la izquierda del volante. Este pulsador incluye el indicador del depósito del GLP a través de unas luces verdes, y roja cuando se está acabando. En el caso de que se vacíe, automáticamente entra la gasolina.
Información de consumo insuficiente
El indicador del nivel de gasolina está en la parte derecha de la instrumentación, frente al conductor. Aquí es donde puede haber más cambios con respecto al Captur exclusivamente de gasolina ya que no hay información de consumo puntual o medio ni autonomía restante, ni se puede fijar el 'trip' para conocer los kilómetros recorridos en un tramo. El ordenador de abordo no tiene esas funciones, posiblemente era muy complejo incluir los datos de consumo al tener dos depósitos y dos combustibles. El kilometraje por tramos no sé por qué no está incluido.
La instrumentación es simple pero eficiente, de estilo clásico. A la izquierda, la temperatura, en el centro la velocidad y en las esquinas se puede optar por modo de conducción ecológica, navegador, emisora de radio… y en la inferior izquierda el kilometraje total sin posibilidad de modificación.
El puesto de conducción es cómodo y ligeramente elevado ya que el Captur es un SUV, lo que permite una excelente visibilidad. Es muy fácil adaptar el asiento a cualquier envergadura, yo soy baja y agradezco esa flexibilidad. El confort está asegurado en los viajes largos.
El techo panorámico, las cámaras de visión 360 grados, las ayudas al aparcamiento, el sistema de apertura sin llave, el arranque con botón hacen muy cómodo el uso del Captur, que es lo que ahora le pedimos a un coche. Si encima es económico... El precio de esta motorización arranca en los 16.700 euros aunque varia mucho según las versiones y el equipamiento.
