El veto a la venta de coches de combustión a partir de 2035 salió adelante en el Parlamento Europeo con un ajustada mayoría del 55% que muestra el debate social que está generando la propuesta legislativa para impulsar los vehículos eléctricos. Mientras los fans de la electromovilidad, como Saúl López, probablemente el usuario de Tesla más famoso después de Elon Musk, mostraban su euforia ante la votación de la Eurocámara como si se tratara del gol de la victoria, la propuesta también ha azuzado las críticas por la imposición y cuenta con un gran número de automovilistas resignados ante el bien superior de la lucha contra el cambio climático.
"Hoy es un gran día", decía Saúl López a sus seguidores de Twitter y Youtube en respuesta a la aprobación de lo que puede ser el golpe de gracia que acabe con la centenaria movilidad basada en el petróleo. Para defender su euforia y en respuesta a algunas críticas, sostenía que en unos años los precios de los coches eléctricos bajarán sustancialmente hasta el punto de que costarán menos que los de combustión en vías de extinción.
¡¡HOY ES UN GRAN DÍA!! El Parlamento Europeo ha votado a favor de la prohibición de vender coches nuevos con motor a combustión a partir de 2035 ??https://t.co/cFjO0sg6rh
— Saul Lopez (@slcuervo) June 8, 2022
¿Coches eléctricos más baratos?
El argumento del precio a la baja es el mismo que utilizó el eurodiputado Jan Huitema, ponente de la propuesta parlamentaria. "Con esta propuesta ofrecemos claridad a la industria y estimulamos la innovación y la inversión. Además, comprar y conducir coches no contaminantes será más barato", decía tras la victoria en el pleno de la Cámara.
El presentador del programa Planta Baixa de TV3, Ricard Ustrell, me hizo una pregunta de calado sobre la propuesta: "¿Es una mala noticia (para los consumidores?". Esa es una de las claves de revolución ecológica que se plantea en la movilidad. Al margen de la necesidad ineludible de reducir las emisiones de gases contaminantes en todos los ámbitos, incluida la movilidad por carretera, a corto plazo está claro que el veto a la venta de coches de combustión, y más su adelanto a 2035, causa un shock para muchos usuarios acostumbrados a décadas de gasolina.
Además, en los años del despegue de la movilidad basada en la electricidad y las baterías los automovilistas tienen que estar dispuestos a asumir mayores costes iniciales en la compra, de 10.000 a 15.000 euros más, como mínimo, que el modelo equivalente de gasolina. Otra cosa son los costes de la movilidad, que son mucho más bajos en los vehículos eléctricos, sobre todo con la escalada del precio de la gasolina.
El lobo se acerca
El precio medio de los turismos eléctricos vendidos en 2021 fue de 40.000 dólares, con una subida del 6% en todo el mundo que en Europa fue más acusada que en Asia, según un informe de la Agencia Internacional de la Energía. Otra de las conclusiones significativas es que la proporción de los subsidios públicos sobre el gasto total en la compra de coches eléctricos ha caído de un 20% en 2015 a un 10% en 2020. Se venden más vehículos eléctricos, pero por ahora son más caros en promedio y las ayudas públicas no suben en la misma proporción que los precios.
Como en el cuento del Pastor mentiroso, el lobo se acerca, pero esta vez de verdad. El lobo se puede identificar tanto con el cambio climático como con los coches eléctricos de los que tanto se habla. De hecho, los fabricantes de automóviles presentan ya más modelos electrificados nuevos (con la consecuente inversión, tal como refleja Auto Mobility Trends) que de combustión y en su hoja de ruta ya han incorporado los ultimátums al petróleo con una progresiva adaptación de su oferta hasta convertirla solo en eléctrica a partir de fechas que van desde final de esta década a 2035 los más tardíos. Eso en Europa, porque en otros continentes la transición ecológica va a otra velocidad. Ahora solo hace falta que las baterías se abaraten, con permiso de la escalada del litio y de otras materias primas, y que se cumplan los objetivos plasmados sobre el papel.