Los carburantes encadenan dos meses consecutivos de descensos de sus precios que, sin embargo, no pueden ocultar las tendencias de fondo. La escalada de los precios de la gasolina y el diésel en el último año se ha cebado especialmente con España, que se ha convertido de forma acelerada en un país europeo por lo que pagamos los usuarios por llenar el depósito.
Un año atrás, era frecuente ver colas de ciudadanos franceses que peregrinaban hacia la frontera de La Jonquera o de Hondarribia en busca de gasolina con la que llenar el depósito de su coche. Era una movilidad oportunista fundamentada en que la gasolina era, de media, un 12% más barata en las gasolineras españolas y el gasóleo, un 13%. Pero la situación ha cambiado radicalmente en los últimos 12 meses con las tensiones en el mercado petrolero y del refino y con el aldabonazo de la guerra de Ucrania.
Los franceses ya no repostan en España
Un año después, ya no se ven esas colas de los vecinos del norte que van a repostar a las gasolineras españolas porque ya no les sale a cuenta. El precio medio de la gasolina en España ya es más caro que en Francia, 1,797 euros frente a 1,779, respectivamente. Al aplicar el descuento de 20 céntimos, el litro de gasolina baja a 1,597 en España y a 1,629 en Francia, que tiene en vigor una rebaja de 15 céntimos que pasará a 30 en septiembre.
En el gasóleo se aprecian con más crudeza los efectos de la inflación, que ha quitado a España su ventaja en relación con los carburantes. El litro de diésel se paga en España a una media de 1,806 euros (1,606 con descuento) frente a 1,789 euros (1,639 con rebaja) en Francia.
La misma tendencia se puede ver en la comparación de los precios de la gasolina y el gasóleo de España con Portugal y la media de la Unión Europea. España tiene los combustibles más caros que en Portugal y que la media de la UE, incluso a más distancia que en el caso de Francia.
Más inflación en España
España ha aguantado mucho peor el embate de la inercia inflacionista que nos azota. La gasolina se ha encarecido en un año un 26,8% y el diésel, un 42,65%, mientras que en Francia lo ha hecho un 12% y un 24,84%, respectivamente. En la UE han subido un 14,6% y un 31,7%.
Mientras España pierde su ventaja (dumping para otros) en los carburantes, Repsol, la principal petrolera que opera en España, amasó unas ganancias de 2.539 millones en el primer semestre de 2022, lo que supone duplicar el beneficio de un año antes. Entre las causas se encuentran el aumento de los precios y también de los márgenes del refino del petróleo. El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, advirtió en la presentación de resultados que las gasolineras de la marca no lograron beneficios en el segundo semestre debido a los descuentos aplicados en los carburantes, que ascendieron a 150 millones. Sin embargo, las grandes petroleras como Repsol tienen que asumir únicamente cinco céntimos de rebaja, mientras que los otros 15 van a cuenta del Estado, que los retorna un tiempo después.
España ya no es diferente en el precio de los combustibles. Pero sí lo es en el poder adquisitivo de sus habitantes, obligados a dedicar una parte más importante de sus reducidos ingresos a llenar el depósito de sus vehículos. Los españoles somos más europeos, pero de forma asimétrica, como se puede ver en el precio de la gasolina y el diésel.