A veces creo que tenemos más moral que el famoso Alcoyano, con todos los respetos para sus luchadores futbolistas. Solo hay que ver el mercado automovilístico, que en julio volvió a crecer después de sufrir el desplome durante el confinamiento. El sector atribuye la mejora a las ayudas del Plan Renove y del Plan Moves, a pesar de que, de momento, ese dinero está bloqueado a la espera de que las administraciones tengan a bien cumplir con sus obligaciones en un mar de burocracia.
Los compradores de coches que están permitiendo que las ventas remonten en estos tiempos de incertidumbre se merecen el reconocimiento público porque han hecho un acto de fe, van de prestado y esperan a que la maquinaria administrativa se ponga en marcha para poder solicitar la subvención a la que tienen derecho.
Lo peor de esa desesperante burocracia es que se repite una y otra vez con cualquier convocatoria de ayudas o acto administrativo del que dependemos los ciudadanos y, como en este caso, la economía. Pasó con el Plan Moves anterior y vuelve a suceder con la segunda edición, en la que, por ahora, solo hay dos autonomías (Comunidad Valenciana y Madrid) que hayan hecho sus deberes de trasponer las bases del programa a su propio reglamento. En el caso del Moves, la lentitud de las comunidades también frena las compras de coches eléctricos por parte de las empresas y autónomos, que tienen que esperar a que se abran las convocatorias autonómicas.
A la espera del dinosaurio
El Plan Renove, que fue presentado como la esperanza y la salvación del mercado y la industria, es, por ahora, virtual, hasta que el Ministerio de Industria habilite la plataforma en la que los compradores tendrán que pedir la bonificación por la compra que hicieron desde mediados de junio. Se ha trasladado la presión de los concesionarios, que quedan exentos del papeleo, a los compradores, que hacen de gestoría y adelantan el dinero de la ayuda hasta que les sea abonada.
Confiemos en que, después de las vacaciones, cuando el dinosaurio de la Administración se reincorpore, se publiquen los reglamentos correspondientes y las ayudas virtuales se conviertan en reales.