En 2018, la flota mundial de vehículos eléctricos (VE) superó los 5,1 millones, 2 millones más que el año anterior. Se estima que en 2020 se sumarán otros 4 millones de vehículos a esta cifra; solo en España, en los primeros nueve meses de 2019 las ventas de coches eléctricos han subido un 90%, alcanzando más de 9.000 unidades.
Frente a estos avances, las empresas de servicios públicos, los operadores de puntos de recarga, los fabricantes de 'hardware' y otras partes involucradas en el sector eléctrico también están aumentando la inversión en el despliegue de la infraestructura de carga para estos vehículos.
Según la consultora EY, el número global de puntos de carga alcanzó los 3.5 millones en 2017. Sin embargo, la gran mayoría de ellos son privados y lentos, inaccesibles para la mayoría de los usuarios, y cada vez más obsoletos como consecuencia del aumento de la capacidad de las baterías y la demanda por tiempos de carga reducidos. Por ello, la propiedad compartida y descentralizada de la infraestructura de carga es una forma de desbloquear la inversión, incentivando el salto requerido a escala y ubicuidad.
De 4.000 a 90.000 puntos de carga
Con la creciente ola mundial de electrificación en el sector de transportes, España debe aprovechar esta coyuntura para la readecuación de la Red Eléctrica Española (REE). Éste es un proceso que dependerá no sólo de las previsiones en el consumo de electricidad para un cada vez mayor número de vehículos, sino también, de alianzas entre diversos actores que logren incentivar los vehículos eléctricos como un reemplazo efectivo y progresivo a las motorizaciones de combustión interna durante la próxima década.
Este informe también enfatiza el entorno favorable para la innovación dentro de la REE, "tanto en la capacidad de generación como en la composición de su mix actual, con capacidad para proporcionar energía de origen renovable a una gran cantidad de vehículos eléctricos en el corto plazo, si el sistema permite recargar las baterías mayoritariamente en horas valle de demanda".
Recarga en la calle
En España hay más de 15 millones de vehículos que pasan la noche aparcados en la calle, siendo esta franja horaria la más oportuna para la recarga lenta mediante el uso de energías limpias. Un sistema de precios diferenciados por tramos horarios también haría uso de recargas bidireccionales (vehicle-to-grid) o de bajo consumo en vías públicas.
Adicionalmente, las asociaciones de empresas energéticas con fabricantes de vehículos eléctricos o propietarios de grandes flotas (como las compañías de viajes compartidos o los operadores de transporte público) serán importantes para promover la implementación de puntos de recarga a gran escala.
En Madrid, Endesa y Car2Go han lanzado una flota de 500 vehículos eléctricos con puntos de recarga, mientras que en Suecia, la empresa eléctrica estatal Vattenfall se ha asociado con Volvo para entregar, instalar y dar servicio a dispositivos de recarga para usuarios de esta marca. Por su parte, dada la velocidad con la que se está desarrollando el mercado de vehículos eléctricos, este tipo de alianzas serán fundamentales en el futuro.
Iniciativa privada
En cualquier caso, esperamos que el nuevo Gobierno establezca también los incentivos fiscales necesarios y aprueben nuevos presupuestos para impulsar las infraestructuras de electrificación de vehículos, con miras a una reducción inminente de las emisiones, el fomento de la renovación del parque actual y el impulso de una demanda de movilidad basada en energías mayoritariamente sostenibles.
En este sentido, la iniciativa privada ya ha movido ficha y los fabricantes BMW, Daimler, Ford y Volkswagen Group se han asociado con Shell para lanzar IONITY, una nueva iniciativa orientada a desarrollar e instalar estaciones de carga rápida a lo largo de las principales autopistas europeas.
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Artículo escrito por David Ortega en colaboración con Andrés Vedova, de EADA Business School