El ritmo diario de matriculaciones se ha disparado esta semana después de la entrada en vigor de la rebaja del impuesto de matriculación. La demora en la publicación del cambio normativo había causado un tapón de operaciones retenidas porque los clientes querían ahorarse el importe de la subida, lo que ha causado un aumento de la media de algo más de 2.000 matriculaciones por día en España a 4.900, según los datos recopilados por Ganvam en el registro de la DGT.
Muchas de estas matriculaciones habían quedado pendientes de formalizar desde hacía semanas, según explicaron varios grupos automovilísticos, que habían recibido las peticiones de los clientes de dejar las matriculaciones en espera de la entrada en vigor de la rebaja.
Durante la tramitación de la rebaja del impuesto y debido al retraso de su publicación en el BOE, se han acumulado miles de matriculaciones que ahora están provocando ese fuerte incremento de más del doble en el ritmo diario de los primeros días tras desahacerse el tapón. En los días previos, las ventas habían intensificado su caída. Los ahorros que se pueden conseguir con el cambio en los tramos de CO2 que tiene en cuenta el impuesto de matriculación pueden ser considerables. Una parte importate de turismos están ahora exentos del tributo, según la guía publicada por Coche Global.
Un millón de coches en 2021
La vuelta a los tramos impositivos previos al 1 de enero de 2021 ha supuesto un empuje positivo para el mercado, por lo que Ganvam prevé ahora que este año se rozarán el millón de matriculaciones en España. No obstante, a pesar del impacto positivo de esta reducción temporal del impuesto de matriculación, que estará en vigor hasta el 31 de diciembre, desde la asociación defienden la necesidad de poner en marcha una estrategia largoplacista que permita afrontar la descarbonización, máxime cuando Europa propone objetivos cada vez más exigentes.
En esta línea, Ganvam aboga por replantear el esquema fiscal para no penalizar la renovación del parque, eliminando el impuesto de matriculación y reorientando los impuestos que gravan el uso para que se basen en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y la normativa Euro, "lo que permitiría discriminar de forma positiva a los vehículos menos contaminantes".
