El acuerdo de libre comercio firmado entre la Unión Europea y Japón abre las puertas a los fabricantes de automóviles, aunque tiene una asignatura pendiente. El texto del acuerdo deja pendiente de solventar la regulación comercial de los 'Kei Cars', los minicoches o microcoches que suponen un 40% del mercado automovilístico japonés pero que por ahora no están presentes en la UE. Japón y la UE acaban de formalizar la firma del Tratado de Libre Comercio negociado durante años y que permitirá ahorrar unos 1.000 millones anuales en aranceles que hasta ahora pagaban las empresas europeas que venden productos en el mercado japonés. El acuerdo, conocido popularmente como el "pacto del queso por los coches", facilita la venta sin cortapisas en Europa de automóviles fabricados en Japón y de queso y otros productos como vino procedente de la UE que son muy demandados en el mercado japonés.
Transición de siete años para aplicar el Tratado de Libre Comercio
El tratado abre un plazo de transición de siete años para eliminar el arancel del 10% que aplica la UE sobre los coches japoneses y el gravamen del 3% sobre los componentes de vehículos producidos en el país asiático. Durante esos siete años de transición, habrá un mecanismo de control y supervisión que puede paralizar el comercio en caso de importaciones masivas que desequilibren los mercados,
Today is a historic moment for our #EUJapan partnership. We sign the EU-Japan Economic Partnership Agreement – a landmark moment for #EUtrade ???? @JunckerEU @AbeShinzo https://t.co/U8oAu5FGQP
— European Commission ?? (@EU_Commission) July 17, 2018
Sin embargo, hay un capítulo importante que el TLC ha dejado como asignatura pendiente. La Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (Acea) ha mostrado su apoyo al acuerdo, que califica de "señal positiva para el comercio internacional", pero pide que se regule el "desequilibrio" que suponen los Kei Cars aprovechando la revisión tributaria prevista para 2019.
Los fabricantes europeos no pueden competir con los Kei Cars japoneses
En los años previos de negociación del tratado, la Comisión Europea advirtió de que los minicoches suponen un 40% del mercado japonés, en el que los fabricantes europeos no pueden entrar al no disponer de estos modelos. Los Kei Cars han triunfado en Japón gracias a sus precios reducidos y las ventajas fiscales y reguladoras. Una posible vía para equilibrar el comercio en este segmento de mercado podría ser la equiparación normativa de los coches más pequeños europeos para tener las mismas ventajas en Japón.