Lo advertía hace unos días Sébastien Guigues, director general de Renault en España: "Si tienes un amigo que tiene un Clio del año 2000, la transición ecológica le pilla muy lejos porque todavía va en diésel. Para llegar al eléctrico le quedan todavía tres o cuatro peldaños". Desgraciadamente para los que quieren una electrificación rápida, el perfil de ese amigo es el más frecuente en España, donde la edad media de los vehículos en circulación supera los 13 años. Los últimos datos muestran que los consumidores apuestan, por ahora, por una electrificación paso a paso.
En el mercado europeo, los coches llamados 'híbridos' no enchufables (HEV en sus siglas en inglés) siguen subiendo y se han convertido en la segunda opción preferida con un 20,7% de las ventas, por detrás de la gasolina, que mantiene un 39,5% aunque a la baja, y por delante del diésel, que sigue en caída libre y baja hasta una cuota del 17,6%.
Buenas y malas noticias
Como cuarta opción se sitúan los eléctricos puros con un 9,8% de cuota de mercado, a los que siguen muy de cerca los híbridos enchufables con un 9,1%, según los últimos datos de la asociación europea de fabricantes de automóviles (ACEA).
Esa foto del mercado europeo, que esconde muchas diferencias entre países aventajados en electrificación como los nórdicos y los sureños como España más retrasados, supone buenas y malas noticias, según el punto de vista de quien los interprete. Por un lado, el éxito creciente de los coches híbridos autorrecargables significa que cada mes hay muchos más automovilistas que entran en el primer estadio de la electrificación.
Electrificación de vía lenta
Por otro lado, también significa que, como decía Guigues, es difícil pedir a alguien con un coche viejo de combustión que dé el salto a uno 100% eléctrico. Eso quiere decir que los ciudadanos, que escuchan cada día el bombardeo de mensajes sobre los nuevos modelos eléctricos y la necesidad de pasarnos al verde, optan a la hora de la verdad por la posibilidad más conservadora, la de un coche de gasolina con una ayuda eléctrica de una batería de 48 voltios que permite reducir el consumo y las emisiones alrededor del 20%. ¿Es suficiente? Probablemente no si quieres una reducción mucho más contundente del CO2.
Los ciudadanos optan ahora por la vía más lenta de la electrificación por muchos motivos, ya sean culturales, de prestaciones, de precio y por los consabidos talones de Aquiles de la movilidad eléctrica. Un informe de la Cámara de Comercio de España publicado por Coche Global pinchaba la burbuja eléctrica al advertir que con el actual ritmo de instalación de puntos de carga, totalmente insuficiente, no se podrán cumplir los objetivos del Gobierno de tener cinco millones de vehículos eléctricos en circulación en España en 2030.