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El Citroën Oli reinterpreta el Mehari y el AMI

La marca francesa presenta un concepto experimental e innovador que adelanta como podría un eléctrico asequible y ecológico

Prototipo Citroën Oli

Ana Montenegro

30.09.2022 00:31h

6 min

Citroën no va estar presente este año en el salón del automóvil de París (Mondial de l’Automobile). Sin embargo, Citroën, la marca más francesa de Stellantis con permiso de Peugeot, no se ha escondido. Coincidiendo con la Paris Fashion Week, la semana de la moda, ha hecho su propia pasarela de estilo.

Empezó desvelando su nuevo logo, una recreación del original de 1919 pero con un color rojo fuego y ha seguido mostrando en una pasarela con alfombra roja en el centro de París un coche de concepto que adelanta cómo deberán ser en el futuro los vehículos eléctricos: ligeros, ecológicos, reciclables, refabricables, sencillos, con una larga vida, pero también atractivos.

El Citroën Oli (que según la marca francesa se pronuncia allé) francamente no pasa desapercibido y supone una ruptura en el concepto de diseño del automóvil. Todo en él es nuevo, desde los materiales con los que está construido hasta las formas de la mayoría de sus piezas y su propia silueta.

Citroën Oli, un laboratorio

Para el CEO de Citroën, Vincent Cobée, el Oli, como el 2CV en el siglo XX, da respuesta a los conflictos a los que se enfrenta la sociedad actual, la demanda de movilidad, las limitaciones económicas y la preocupación por el medio ambiente. 

Cobée explicó que “Citroën cree que la electrificación no debe ser una extorsión, y que tener conciencia ecológica no debe restringir nuestra movilidad.  Tenemos que invertir las tendencias haciendo coches más ligeros y económicos, y encontrar formas para maximizar su uso. De lo contrario, las familias no podrán permitirse la libertad de movilidad cuando los vehículos 100% eléctricos se conviertan en la única opción disponible”. 

Para dar respuesta a ese futuro inquietante se ha creado el Oli, un laboratorio en el que se desarrollan alternativas a los coches del futuro. El Oli puede ser una evolución del pequeño Ami por su sencillez, pero tiene guiños al antiguo Citroën Mehari y al Citroën 2CV además de elementos que recuerdan al primer Fiat Panda, el que en 1980 diseñó Giorgetto Giugiaro. Su primera aportación ha sido estrenar en el morro y en la trasera el nuevo logo de Citroën con los chevrones rojos enmarcados en un óvalo del mismo color. En el frontal el logo tapa la toma de corriente y en la trasera para abrir el portón.

Solo 1.000 kilos de peso

Pesa solo unos 1.000 kg, frente a los 1.200 y hasta 2.500 kilos, de un coche actual, pero es grande y espacioso. Mide 4,20 metros de largo, 1,65 de alto y 1,90 de ancho un aspecto de pick-up con la parte trasera abierta y es muy similar por delante y por detrás como resultado de las líneas rectas, incluso en el parabrisas. 

Ecológico, ligero, eléctrico, reciclado, reciclable y, frente a la obsolescencia programada, Citroën, asegura que el Oli puede pasar de padres a hijos, simplemente cambiando unas piezas o refabricándolas porque es fácil de reparar, renovar, actualizar y personalizar.

Para conseguir tantos objetivos, en su diseño y creación se ha actuado de forma muy diferente a un coche convencional. Todo en él está pensado para ser ligero, fácil de usar y barato. Por ejemplo, los asientos, utilizan un 80% menos de piezas que un asiento tradicional. Están fabricados, en parte, con materiales reciclados pero, además el diseño de los respaldos y de los reposacabezas, que son independientes, están hechos de una estructura de malla que aumenta la luz natural en el habitáculo. 

Nuevos materiales

Para lograr esos asientos tan especiales que resaltan por su llamativo color naranja, Citroën ha trabajado en colaboración con la química Basf para hacer unas piezas que son como una malla tridimensional que están fabricados con impresión 3D en poliuretano pero que exigen 24 horas de trabajp para hacer cada uno. El cojín es convencional del mismo color, como los cinturones de seguridad y los tiradores de apertura de las puertas y la estructura del asiento un simple tupo de acero. 

Con un peso ligero y la velocidad máxima limitada a 110 km/h se consigue que el motor eléctrico funcione con una batería de 40 kWh y una autonomía de hasta 400 km porque el consumo se reduce a 10 kWh/100 km. Se puede recargar del 20% al 80% de la batería en 23 minutos.

También en colaboración con Basf, Citroën ha desarrollado un nuevo material para la carrocería. El capó, el techo y los paneles laterales de la caja trasera son planos, ligeros y están fabricados  a partir de un nuevo material que utiliza cartón corrugado (ondulado) y reciclado, con una estructura de tipo sándwich en nido de abeja, que lleva entre los paneles un refuerzo de fibra de vidrio. Pesan un 50% menos que una pieza similar convencional, pero es muy resistente incluso permite que una o dos personas se suban encima sin que se deforme. Los paneles están revestidos con una resina de poliuretano Elastoflex que luego se cubre con una capa protectora y muy resistente de Elastocoat, es el material que se utiliza en el suelo de los aparcamientos. Se terminan con una innovadora pintura al agua desarrollada también por Basf. 

El parabrisas es vertical porque así se necesita menos vidrio, reduce el peso y es más fácil de fabricar, pero además al haber menos exposición al sol se consigue reducir hasta en un 17% el consumo de energía del aire acondicionado. Los diseñadores reconocen que el parabrisas vertical es menos aerodinámico, pero este coche no va a correr, porque además no puede.

Innovaciones del Citroën Oli

Las puertas delanteras, como en el Ami, son iguales y sólo se montan de forma diferente para abrirlas desde el interior se tira de una cincha naranja. Pesan un 20% menos que una convencional. Sin el altavoz, el material de aislamiento y el cableado se reduce el peso 1,7 kg por puerta. Las traseras son más estrechas, abren contra la marcha y utilizan cristales verticales para dar más luz. El cambio de forma entre las puertas delanteras y traseras ha permitido una toma de aire que aporta ventilación a los pasajeros de los asientos traseros.

Las llamativas llantas de 20 pulgadas combinan acero y aluminio, una mezcla que consigue reducir el peso un 15% y el vehículo en seis kilos. Goodyear ha colaborado con su innovador sistema de neumáticos Eagle GO, que tiene una vida útil de hasta 500.000 km, gracias a la reutilización de la carcasa sostenible y a una profundidad para la banda de rodadura de 11 mm que puede renovarse dos veces a lo largo de la vida útil del neumático.

El interior es también muy radical e innovador. En lugar de un salpicadero completo con pantallas, el Oli tiene un único travesaño de lado a lado del vehículo y en el que está la columna de la dirección y el volante. En el centro tiene una ranura para introducir el teléfono que se convierte en el ordenador y debajo cinco grandes interruptores para controlar la climatización además de un módulo móvil con dos puertos USB. Así se consigue que el salpicadero sólo tenga 34 componentes, frente a los 75 de un coche actual básico. Este salpicadero recuerda mucho al de la primera generación del Panda, un coche que también nació buscando reducir consumo y peso.

Bajo el salpicadero hay una plataforma de almacenamiento fabricada por Basf en poliuretano termoplástico y construido con impresora 3D. Es reciclable de color naranja brillante con una especia de protuberancias flexibles con forma de setas que ayudan a sujetar los objetos que se depositen ahí, como una guantera abierta.

El maletero, abierto como una especie de pick-up, tiene un espacio de carga de 994 mm de ancho que se alarga con poco trabajo de 679 mm a 1.050 mm bajando el portón trasero, plegando los asientos de la segunda fila y elevando la luneta trasera.

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