Hoy os traemos a ARC Motor y a Coche Global una prueba que nos hacía mucha ilusión por lo especial de los dos coches que hemos podido conducir. Como podéis ver en el título se trata por un lado del Bentley Flying Spur y por el otro del Bentley Continental GT. Ambos modelos pertenecen a la marca británica Bentley ahora en manos de la gigante Volkswagen por lo que algunos de sus elementos mecánicos se comparten con sus primos, como por ejemplo con el Porsche Panamera, lo que así, de primeras, ya suena bien.
Pocas veces, a no ser que seas uno de los pocos afortunados en poder acceder a este tipo de vehículos, se tiene la ocasión de conducir coches tan extremos y extremados en casi todos los sentidos, así que voy a intentar en esta prueba explicarlos desde un punto de visto algo distinto al habitual alejándome de los datos puros y centrándome más en las sensaciones. Os intentaré trasladar al interior de los coches y explicaros qué se siente, las curiosidades y las particularidades de aquel que se sube en un coche de este tipo y quiere "trastearlo" para descubrir lo que un Bentley puede ofrecer de más con respecto a los coches terrenales. Así que venga, vamos a subirnos en ellos después de recogerlos en el distribuidor oficial Bentley de Barcelona de Quadis.
Lo primero que os comento es que aunque sean dos coches hablaré (casi siempre ) de manera genérica para ambos, pues que el Flying Spur es la versión "larga" del Continental, para que me entendáis, el primero es al segundo como el Jetta es al Golf. Los interiores son prácticamente idénticos (excepto las plazas traseras, claro está), además de las mecánicas disponibles y de los materiales utilizados.
Interior de los Bentley
Nos subimos al coche. Hay una diferencia de concepto básica y fundamental entre ellos y es que el Continental GT es un Gran Turismo 2+2 para devorar kilómetros y el Flying Spur es un salón con ruedas tan apto para disfrutar al volante como para que te lleve un chófer al club de campo. Los materiales son exquisitos y es difícil encontrar algo que no esté recubierto de un material noble con magnífico tacto. Maderas nobles hechas por ebanistas en las molduras, cuero por doquier en todos los paneles y en el salpicadero y además todo con unos ajustes excelentes en los que escuchar un grillo o un plástico crujiendo sería una especie de pecado mortal.
Existe una capacidad casi infinita de personalización cuando compramos uno de estos Bentley ya que tendremos la posibilidad de escoger los colores de cuero de asientos, salpicadero, paneles, cinturones, ribetes, moquetas, costuras o techo entre otros elementos. Pasa igual con las molduras que pueden ser de madera, hechas por ebanistas, de metal o de fibra de carbono para un toque algo menos clásico.
En la zona del conductor, salvo los materiales, no tenemos demasiadas más cosas especiales que en las de un coche normal súper equipado. Una pantalla a modo de virtual cockpit, muchos botones en la consola central y una pantalla, esta vez sí es un elemento diferencial, que rota sobre si misma para ofrecer tres visualizaciones: la pantalla normal, tres relojes analógicos ( reloj, brújula y temperatura exterior) y una tercera que completa el salpicadero sin ninguna información para dejarlo completamente liso. Unos asientos comodísimos con multitud de ajustes, eléctricos claro, ventilados y calefactados completan la zona delantera.
Diferencias en plazas traseras
Como os comentaba, es en la zona trasera donde vemos las principales diferencias entre estos dos coches ya que uno es una berlina gigantesca y el otro un 2+2. El continental GT tiene unas plazas traseras justitas en longitud, no tanto en anchura, pese a su tamaño ya que la enorme longitud de su morro y la caída del techo hacen que tenga esa forma de coupé que penaliza mucho al espacio trasero. El acceso a estas plazas es igual de bueno y igual de malo que cuando queremos subir a cualquier coche de este tipo, hay que doblarse bastante, y sobretodo las personas altas tienen que contorsionar un poco. Materiales igual de buenos que en la zona delantera y pese a no tener demasiado espacio para las piernas, como se va ancho, se puede llegar a viajar agusto en este GT.
Donde hay para extenderse es en el en Flying Spur. Los asientos traseros con regulación eléctrica no llegan a ser un sofá reclinable pero casi, son soberbios, y tienen detalles tan especiales como un reposacabezas con una especie de material viscolástico, de esos que se adaptan a la cabeza en caso de apoyarla. Disponen de regulación eléctrica múltiple y por supuesto calefacción y ventilación. Por otra parte, desde Bentley entienden que este coche puede ser en muchos casos una berlina de lujo en la que se desplazará alguien adinerado mientras un chófer disfruta al volante y es por eso que desde las plazas traseras se puede controlar absolutamente todas las funciones de confort del vehículo, incluidos los dos techos solares.
En el extremo trasero del túnel central hay una especie de tablet extraíble que va integrada en la estructura del vehículo. Pulsamos un botón y el coche nos la entrega en un suave movimiento de extracción, y una vez la tenemos en la mano, podemos regular temperatura, iluminación interior, abrir y cerrar techos y cortinillas, controlar audio y media... en fin, control total desde las plazas traseras, incluso del logo frontal de la marca que podemos ocultar y hacer aparecer automáticamente solo pulsando un botón, ya sea desde la pantalla central o desde esta característica tablet extraíble.
Maletero pequeño
Y como no puede ser de otra manera en un coche de este tamaño y de este tipo el espacio para las plazas traseras, en todas sus cotas, es descomunal, enorme, lo que parece adecuado para viajar a la altura de las expectativas.
Lo que sorprende, pero para mal, es el tamaño del maletero de este Flying Spur que se queda en unos humildes 420 litros, que no parecen un dato definitivo a la hora de adquirir este coche, pero como mínimo sorprende teniendo en cuenta su longitud.
Os he comentado que se puede controlar la iluminación. De noche este coche es una verdadera pasada ya que queda completamente iluminado en LED. Podemos elegir los colores de estas luces en dos segmentos, es decir unas zonas pueden ir de un color y otras de otro, haciendo contraste y el aspecto general del interior es realmente llamativo aunque para los más conservadores, también se pueden desconectar.
Exterior de los Bentley
Tanto el uno como el otro tienen un aspecto realmente imponente, en el caso del GT básicamente por su anchura y en el del Flying Spur también por su longitud, que llega a los 5,32 metros, cota que se queda en los 4,85 para el GT.
Para mi la zona más característica del coche es la zona frontal, esa doble iluminación característica del modelo desde su primera generación, aunque en este caso la zona interior está fabricada de cristal tallado para acoger a los faros matriciales, otro detalle exclusivo. En el caso de las iluminación trasera en el GT encontramos un óvalo muy característico y en el Flying Spur la forma de los LED dibuja una "B", inicial de la marca.
En el GT tenemos unas enormes llantas de 21 pulgadas que llegan a las 22 en su hermano, aunque parecen necesarios esos tamaños para dar cabida a los enormes discos de freno que van acompañados de unas pinzas de 10 pistones. Parece difícil pensar que se pueden llegar a fatigar unos frenos de este tipo, solo se me ocurre que en un circuito se hagan frenadas muy prolongadas, de esas que suben exponencialmente la temperatura de los frenos.
El toque de diseño más característico del coche es el ensanchamiento de la parte trasera, unas caderas sinuosas que le dan el segundo toque de diseño característico, con el permiso de la iluminación que os comentaba.
Mecánicas disponibles y datos
Por otra parte, en la zona exterior muchísimos cromados en parrilla, iluminación, parachoques...prácticamente en todos los paneles aunque os comento que el día que fuimos a buscar los coches a la tienda Bentley había un par de modelos con acabados black que convertían todas esas zonas cromadas en negras y el aspecto era realmente agresivo, muy acertado.
Estos coches, al pertenecer al grupo Volkswagen, igual que Porsche, comparten elementos con el Panamera. Dicho así, a secas, ya parece garantía de éxito y de eficacia. Tracción integral, barras estabilizadoras activas y en el caso del Flying Spur, eje trasero direccional, son algunos de los elementos que ayudan a llevar estos buques por donde queremos que vayan. En cuanto a los motores, para el GT hay dos disponibles, un 4.0 l V8 con 550 CV y 750 Nm y un 6.0 l W12 que comparte como única opción disponible con el Flying Spur. Este W12 entrega 635CV y 900 Nm, suficientes para arrugar el asfalto, conseguir acelerar de 0 a 100 en 3.6 segundos y llegar a los 333 km/h, datos que con el humilde V8 se quedan en 3.9 s y 315 km/h. Y está claro que no es en absoluto relevante para el conductor medio de este tipo de vehículos, pero el consumo medio del W12, sin grandes alardes, se quedó cerca de los 20 litros, esas 2.5 toneladas hay que moverlas. El V8 se quedó en unos modestos 16 litritos.
Conducción y sensaciones
Antes de empezar este apartado os comento, en un alarde de humilde sinceridad, que había conducido coches potentes, incluso en circuito, pero nunca dos máquinas de este calibre. Es por eso que cuando uno sube a un Bentley de 635 CV y nota todo ese lujo y esa potencia bajo su control, se siento algo abrumado, y eso es lo que me pasó.
Solo la presencia de ambos ya impresiona y cuando vas a buscarlos y te montas en ellos notas una atmósfera diferente, superior en calidad, acabados, ajustes y sobretodo materiales a casi todo lo que se puede comprar.
Una vez en marcha lo primero que llama la atención es el absoluto silencio de marcha, aunque para los más "petrolheads" es una pena que ese W12 no se oiga algo más ya que cuando lo enciendes con la puerta abierta, el sonido de esos escapes promete.
Lo segundo que llama la atención es como la suspensión neumática y adaptativa absorbe las irregularidades. Es difícil describir esta sensación pero por ejemplo, cuando pasa un badén, el típico rebote de la suspensión de los dos ejes cuando lo bajas, prácticamente no se nota, parece que todo el habitáculo flota y ni siquiera el ruido de la suspensión o el traqueteo típico se transmite a los ocupantes. Otra vez, una verdadera delicia.
Y luego está la potencia. Ambos son unos verdaderos misiles y podrían hacer cruceros superiores de 200 km/h sin despeinarse. El V8 corre, y mucho, muchísimo. Sube de velocidad con una facilidad endiablada y te deja pegado al asiento con solo rozar el acelerador. En el día a día está claro que se puede llevar a 80 pero es un problema porque le resulta tan fácil correr y lo hace con tanta naturalidad que tienes que ir controlándote el 100 por 100 del tiempo para no ir dándote alegrías ya que además no tienes en absoluto la sensación de ir como un misil, por el silencio y por esa suspensión tan suave.
Enganchado al asiento
Y si el V8 corre el W12 es un absoluto sin sentido. Está claro que a estos niveles hay que ofrecer toda la tecnología disponible y dar más que el resto. ¿Os imagináis ir con un Bentley de 230.000 euros y que un chaval con un Clase A AMG o con un RS3 se pare a tu lado y tenga más potencia que tú? ¡¡Inaceptable!! Pero esa escalada de potencias y búsqueda del paso siguiente nos ha llevado a motores y coches de este estilo, que ojo, no digo que no tengan su nicho de mercado, pero que mirado objetivamente, un coche de 2,5 toneladas acelerando como alma que pierde el diablo y circulando a más de 300 no tiene demasiado sentido.
Dicho esto, este W12 es potencia en estado puro. Me ha sorprendido profundamente lo rápido que es capaz de subir velocidad, la fuerza en todo el espectro del cuentavueltas y como te deja enganchado al asiento, aunque evidentemente no pude ni siquiera acercarme a los límites del motor.
En mi opinión son dos coches para hacer viajes largos, uno al volante y el otro en las plazas traseras, con una comodidad extrema y disfrutando de cada kilómetro. Eso implica que las carreteras más sinuosas no les hacen estar demasiado cómodos porque no todo es potencia y sus larguísimas batallas sumadas a sus pesos, hacen que aparezcan inercias que lastran su conducción.
Todo esto, si puedes permitirte pagar los más de 200.000 euros que Bentley pide por ellos, pero esta claro que compras piezas exclusivas que te harán sobresalir sobre el resto, al menos en lo que a vehículos se refiere.