Era cuestión de tiempo. La dirección de Volkswagen ha decidido abrir la caja de Pandora con el anuncio de un plan de recorte laboral en Alemania, que hasta ahora estaba a salvo de despidos pero que ahora puede sufrir incluso el cierre de alguna planta. La caída en picado del margen de rentabilidad hasta un nivel mínimo del 2,3% sobre las ventas ha sido la gota que ha colmado el vaso. El CEO del grupo Volkswagen, Oliver Blume, ha pulsado el botón para poner en marcha un recorte que ha puesto en pie de guerra al todopoderoso sindicato IG Metall.
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"En la situación actual, ya no se puede descartar el cierre de plantas de fabricación de vehículos y de componentes sin medidas rápidas. Además, los recortes de empleo previamente planificados mediante jubilaciones parciales e indemnizaciones por despido ya no son suficientes para alcanzar los objetivos de ahorro previstos", indicó el Grupo Volkswagen tras una reunión de la dirección.
Blindaje del empleo hasta 2029
"La industria automovilística europea se encuentra en una situación muy difícil y grave. El entorno económico ha vuelto a empeorar”, aseguró Oliver Blume, que hasta ahora había mantenido una posición discreta y respetuosa con el acuerdo con IG Metall para evitar despidos. Ahora la compañía ha decidido rescindir ese compromiso de blindaje de los 120.000 empleos de Alemania hasta 2029 alegando el empeoramiento de la situación.
La debilidad de las ventas junto con las fuertes inversiones y los altos costes laborales han deteriorado el margen de rentabilidad hasta el 2,3%, un porcentaje que contrasta con el 5,2% de Seat, el 6,4% de Audi, el 8,4% de Skoda y el 16,4% de Porsche, precisamente la marca que sigue dirigiendo Oluver Blume. Además, los accionistas de Volkswagen están sufriendo un castigo permanente, que ha provocado una caída del valor de las acciones de casi el 14% desde enero y del 35% en cinco años.
Papel de los accionistas de VW
La embestida de Oliver Blume ha provocado las críticas airadas de IG Metall pero no de los principales accionistas. Stephan Weil, primer ministro de Baja Sajania (accionista de referencia de VW), considera que es necesario actuar para mejora la situación de Volkswagen, aunque pidió a la dirección del grupo que estudie otras alternativas al cierre de plantas.
Por ahora, las familias Porsche y Piëch, que controlan el consejo de administración, no se han pronunciado, lo que daría a entender que respaldan a Blume. Esa puede ser la gran diferencia con Herbert Diëss, el anterior CEO, que fue cesado de forma fulminante por enfrentarse con IG Metall sin el apoyo de Baja Sajonia.
Daniela Cavallo, líder del comité de empresa, ha lanzado advertencias a Oliver Blume y el resto de la dirección de Volkswagen: "Este es un punto de inflexión para nosotros", "los cimientos han sido sacudidos". "nos defenderemos ferozmente". Además de la fuerza en las movilizaciones, IG Metall tiene a su favor la carta de la cogestión, que le da un 50% de los miembros del consejo de administración.