Volkswagen tuvo un buen año en 2019. Aunque todavía tuvo que afrontar el pago de 2.300 millones por las consecuencias del dieselgate, logró mejorar su beneficio neto atribuido un 12,8%, hasta llegar a 13.346 millones de euros, en un contexto de debilidad en algunos mercados.
La facturación de Volkswagen mejoró el pasado ejercicio el 7,1%, hasta 252.632 millones de euros, mientras que el resultado operativo se incrementó el 21,8 %, hasta 16.960 millones de euros. Uno de los factores determinantes de la mejora del beneficio fue que los efectos negativos por la manipulación del diésel fueron de 2.300 millones en lugar de los 3.200 millones de 2018.
Caídas en Asia y EEUU
En 2019, impulsó el resultado operativo una pequeña subida de las entregas hasta 10,97 millones de vehículos (un 1,3 % más), gracias al crecimiento en Europa y Sudamérica que compensaron las caídas en EEUU y Asia. La rentabilidad operativa sobre las ventas antes de impuestos subió el pasado ejercicio al 7,3 % (6,6 % en 2018).
Según el director Financiero y de Tecnología de la Información, Frank Witter, 2020 también será un año "con condiciones de mercado desafiantes". La compañía prevé mantener las entregas en 2020 en el nivel de 2019 (10,975 millones de vehículos, un 1,3 % más que en 2018), por las dificultades de la coyuntura, el aumento de la competencia, la volatilidad en los mercados de materias primas y de divisas y las exigencias medioambientales.
Incertidumbre por el coronavirus
También espera incrementar la facturación total hasta un 4 % y una subida moderada respecto a 2019 del área automovilística. Asimismo prevé una rentabilidad operativa sobre las ventas del consorcio y del área automovilística de entre el 6,5 y el 7,5 %.
El grupo VW dice que estos pronósticos están sujetos a incertidumbres relacionadas con algunas tensiones y conflictos geopolíticos, así como al brote de coronavirus, cuyos efectos deben observase de cerca.
