El adelanto a 2035 de la prohibición de vender coches diesel, de gasolina e híbridos en la Unión Europea tendrá un impacto laboral que puede suponer la destrucción de hasta 84.000 empleos hasta 2040 en todo el continente, según las estimaciones de la Comisión Europea. La memoria que acompaña la propuesta de cambio legislativo que hace Bruselas minimiza las consecuencias negativas que tendrá la apuesta exclusiva por los vehículos eléctricos y de hidrógeno.
Según los cálculos de los técnicos de la Comisión Europea, la industria de automoción solo perdería un máximo de 7.000 puestos de trabajo hasta 2030, cuando se espera una reducción de las emisiones de CO2 de los turismos nuevos vendidos del 55%, lo que obligará a multiplicar las matriculaciones de turismos eléctricos. El impacto laboral alcanzaría un máximo de 10.000 empleados en 2035, el año a partir del cual la Comisión propone dejar de vende coches con motor de combustión interna.
Escenarios previstos
Hasta 2040, la pérdida de empleo llegaría a los 70.000 puestos en el peor de los tres escenarios evaluados por la Comisión Europea. Se trata de un impacto moderado de solo el 3,26% sobre la cifra total de 2.158 empleados. En el escenario más optimista, se perderían solo 4.000 empleos a pesar de la profunda disrupción que supone la propuesta anunciada por Bruselas, que tiene que ser aprobada por el Consejo Europeo de los jejes de Gobierno de los países miembros y por el Parlamento europeo.
"La pérdida de puestos de trabajo en el sector de la automoción refleja principalmente la reducción de la demanda de vehículos con motor de combustión. Sin embargo, dado que el sector de la automoción cubre una variedad de vehículos actividades de producción, que continuarían operando para la producción de vehículos eléctricos, las pérdidas son limitadas", asegura el informe de la Comisión Europea en relación con el temido impacto en la industria, que minimiza hasta casi hacerlo desaparecer.
El siguiente sector económico en sufrir un mayor impacto por la electrificación acelerada es el del refino de petróleo, que perdería hasta 14.000 empleos hasta 2040. En cualquier caso, Bruselas reconoce que es imprescindible reforzar los mecanismos de reciclaje de empleados para buscar su recolocación en los nuevos trabajos que surgirán en el terreno de la electrificación.
Críticas de Alemania
Sin embargo, estas cifras no convencen a la automoción. "La aceleración de la transformación requerida como resultado difícilmente se puede lograr, especialmente para muchos proveedores. El impacto en el empleo en esta área será significativo. No existe un acto de equilibrio que incluya todos los aspectos del impacto económico y social", advierte la patronal de fabricantes de Alemania (VDA). "La Comisión Europea no evalúa las consecuencias sociales", concluye la VDA.
La progresiva electrificación del mercado y de las fábricas de automóviles, que requieren menos horas para producir vehículos eléctricos, provocará la pérdida de 178.000 empleos en Alemania hasta 2025, según las previsiones publicadas por el Instituto Ifo en un informe en mayo pasado, cuando todavía no se conocia la nueva hoja de ruta más exigente de la UE.
En Francia, la Plataforma del Sector Automovilístico prevé una destrucción de un máximo de 150.000 empleos en el país en el peor escenario posible.