El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado este martes una orden ejecutiva que suaviza el impacto de los aranceles del 25 % sobre los componentes de los automóviles, al introducir un nuevo sistema de créditos fiscales y exenciones dirigidas a las empresas automotrices que ensamblan vehículos en territorio estadounidense.
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La medida, que responde a la creciente presión de los fabricantes de automóviles, ofrece un alivio temporal que busca facilitar la transición hacia una producción más localizada de componentes. Según explicó un alto funcionario de la Casa Blanca, las automotrices recibirán créditos de hasta el 15 % del valor de los vehículos producidos en EEUU, aplicables al costo de piezas importadas. Esto permitirá que puedan importar componentes libres de impuestos equivalentes al 3,75 % del valor de venta de sus vehículos durante el primer año, y al 2,5 % durante el segundo. El beneficio se eliminará progresivamente en el tercer año.
“Solo queríamos ayudarlos durante esta pequeña transición, a corto plazo. Si no consiguen piezas, no queríamos penalizarlos”, afirmó Trump antes de partir hacia Míchigan, donde conmemorará los primeros 100 días de su segundo mandato en un evento con representantes del sector de automoción.
Exenciones clave y nuevas reglas
Además del sistema de créditos, la orden ejecutiva elimina la doble imposición sobre vehículos y piezas ya sujetas a otros gravámenes. Es decir, los automóviles afectados por el arancel automotriz del 25 % quedarán exentos de otros impuestos como el arancel al acero y aluminio, y los aranceles aplicados a productos de México y Canadá, siempre que cumplan con las reglas del acuerdo comercial USMCA.
En el caso específico de los metales industriales, las empresas pagarán el arancel más alto entre el impuesto sobre el vehículo o el correspondiente al acero y aluminio. Las piezas provenientes de América del Norte que cumplan con los criterios de origen del USMCA seguirán beneficiándose de una exención total de impuestos, una extensión confirmada por la administración.
Sin embargo, la Casa Blanca ha dejado claro que esta flexibilización no se aplicará a productos procedentes de China, que seguirán enfrentando aranceles superiores al 145 %, sumados a los gravámenes anteriores. Esta decisión refuerza la línea dura de la administración Trump frente a la competencia china.
Reacción del sector
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, calificó la medida como una “gran victoria” para la política comercial de Trump, argumentando que premia a las empresas que apuestan por la producción local, al tiempo que ofrece un respiro a quienes han prometido invertir en Estados Unidos.
Por su parte, fuentes del sector automotriz consideran que la decisión supone un alivio temporal significativo, pero advierten que la incertidumbre regulatoria aún persiste, especialmente en un contexto de reconfiguración de las cadenas de suministro globales.
Alemania, Japón, México y Canadá han sido históricamente algunos de los países más afectados por los aranceles estadounidenses en el sector automotriz. No obstante, esta nueva normativa favorece a los socios norteamericanos, mientras mantiene una presión elevada sobre la industria asiática, especialmente China.