Donald Trump y Joe Biden rivalizan, además de en las elecciones por convertirse en presidente de Estados Unidos, también en los coches que han conducido o que acumulan en sus garajes. Los dos van en coches 'made in USA' pero han cometido algún 'pecado' como tener un deportivo alemán o italiano.
Los dos candidatos a la presidencia de EEUU se cuidan mucho de aparecer en público con vehículos que no cumplan con el santo y seña de la americanidad. Trump se ha movido en los últimos años en su nueva limusina oficial conocida como 'The Beast', un Chevrolet, del grupo General Motors, incluido en un contrato de 15,8 millones de dólares.
El candidato demócrata Joe Biden se ha movido durante la campaña electoral con una caravana del modelo Ford Expedition, el SUV más grande que tiene la marca norteamericana.
Parque automovilístico
Pero en sus vidas privadas, su expediente no siempre está tan claramente a favor de la industria automovilística estadounidense. Biden presume de un Corvette C2, un clásico al más puro estilo norteamericano que le regalaron sus hijos y que ha tenido recluido en su garaje durante su etapa como vicepresidente de EEUU con Barack Obama. Por su garaje han pasado también un Ford de 1956 y un Mercedes 190 SL.
Pero el empresario hotelero, presentador de televisión y presidente de EEUU desde 2016 también tiene numerosos modelos extranjeros en su parque automovilístico entre los que se encuentran un Mercedes SLR y un Maybach, un Ferrari F430, un Lamborghini Diablo y un Rolls-Royce Silver Cloud de 1956. Entre sus deportivos también se encuentra un Tesla Roadster de los primeros que sacó la marca de coches eléctricos, a pesar de que Trump se ha caracterizado por ser un defensor del lobby petrolero.
Las elecciones de EEUU han enfrentado también dos modelos de políticas en relación con la industria automovilística. Las medidas que defienden ambos políticos son diametralmente opuestas..
