El parón de la actividad económica se contagió de forma casi instantánea al puerto de Barcelona. La principal vía de entrada y salida de vehículos a España por vía marítima sufrió un desplome del tráfico de turismos de importación o exportación de más de 80% en los meses de abril y mayo, pero en junio inició su particular desescalada con la recuperación de actividad.
La llegada y salida de vehículos a los muelles de Barcelona se ha ido recuperando y en junio suavizó su caída hasta el 56%, según ha explicado José Alberto Carbonell, director general del Puerto de Barcelona, en el balance del primer semestre de 2020. Después de estas grandes oscilaciones y tras un inicio de año al alza, el saldo de la primera mitad del año es de 218.543 automóviles con origen o destino en el puerto barcelonés frente a los 417.016 registrados en el mismo periodo de 2019. El descenso acumulado en el primer semestre fue del 47,6%, lo que sitúa a la automoción como el segundo sector en impacto por la pandemia en el puerto por detrás del tráfico de pasajeros y de cruceros, que bajó entre el 61 y el 84%.
Pendientes de la utilidad de las ayudas
Según el puerto, el recorte en el tráfico de vehículos se debe a una parada prácticamente total de las plantas automovilísticas, que se suma a "las dificultades por las que ya pasaba el sector antes de la Covid-19. La institución portuaria confía en la recuperación del mercado y de las fábricas y en los efectos de los planes de ayuda al sector. "La utilidad de estas ayudas marcará la velocidad de recuperación del tráfico", advierte el puerto.
El Puerto de Barcelona alcanzó un beneficio de 12,5 millones en el primer semestre de 2020, un 39 % menos que el registrado en el mismo periodo de 2019, mientras que el tráfico total de mercancías cayó un 18,8 % debido al coronavirus. El único tráfico que cerró los seis primeros meses del año con un crecimiento en positivo fue el de sólidos a granel, que aumentó un 1,3 %, por la importancia de algunas importaciones, como el haba de soja.