La caída del Muro de Berlín hace 30 años supuso la caída de otros muchos muros con Europa del Este. Los ciudadanos de la antigua República Democrática de Alemania (RDA) acudieron en peregrinación más allá del muro con sus viejos Trabant, un símbolo del desarrollismo del bloque soviético que tambén cayó poco después del muro.
Apenas un año después de que la piqueta ciudadana derrumbara el muro que les separó durante décadas, el Trabi se dejó de fabricar en la ciudad sajona de Zwickau. El último Trabant en salir de la cadena de montaje fue de color azul cielo con un motor de gasolina del Volkswagen Polo bajo su capó de plástico, tal como recuerda la marca alemana.
Del Trabant al primer eléctrico
Volkswagen heredó la factoría del austero y, posteriormente, icónico Trabant para empezar a ensamblar los modelos occidentales y, ahora, coincidiendo con el 30 aniversario de la caída del muro, inicia la producción en serie de su primer coche eléctrico de masas, el ID.3.
Pero Volkswagen quería hacer borrón y cuenta nueva con la construcción de una nueva factoría en Zwickau. La primera piedra la puso el entonces canciller de Alemania, Helmut Kohl, y el presidente de Volkswagen, Carl Hahn. La historia continuó en esas instalaciones industriales con la producción del Golf y el Passat, dos de los modelos más vendidos de Volkswagen aunque en aquellos primeros años tras la reunificación de Alemania estuvieran lejos del alcance de los ciudadanos de la antigua RDA.
El último Trabant se encuentra en el museo y en la memoria de todos en Zwickau coincidiendo con el inicio de producción del Volkswagen ID.3, que se venderá a partir de 2020 por menos de 30.000 euros. La cancillera Angela Merkel también evocó la evolución de la planta desde el Trabi hasta poner la primera piedra de la nueva era de la movilidad eléctrica.
Más de 3 millones de Trabi
Los más de tres millones de unidades del Trabant fabricadas desde 1957 han dejado huella en varias generaciones de empleados. Los más veteranos de los que siguen en activo recordaban los tiempos del modelo único en un régimen de partido úncio. "Aquí el ID.3 vuelve a recibir frenos de tambor. El Trabant también los tenía", dice Bernd Perfölz, técnco de producción, en un reportaje publicado por la marca Volkswagen.
"Entonces cayó el telón de acero. Hubo un gran aumento en la motivación de cada empleado en la planta, sin excepción. Finalmente pudimos construir automóviles que tenían demanda en todo el mundo", recuerda este veterano de los tiempos del Trabant.