Incluso a los directivos más poderosos y seguros de sí mismos, como Carlos Tavares, les llegan sus tormentas perfectas. A Carlos Tavares, CEO de Stellantis, parece que se le acaba el crédito de la familia Agnelli y del resto de accionistas del grupo automovilístico, que ya estudian su relevo dos años antes de que acabe su contrato. La tempestad que se cierne sobre Tavares incluye también una huelga convocada en las fábricas de Stellantis en Italia.
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Para acabar de completar los quebraderos de cabeza, Tavares ha tenido que sufrir una accidentada presentación de los modelos de la nueva marca china Leapmotor, con la que se ha asociado Stellantis, debido a la huelga en varios aeropuertos italianos. El único consuelo ante esta aparente conjura contra Tavares es que las acciones de Stellantis subieron un 1,57%, pero es solo un leve respiro para un desplome en la bolsa del 34% desde enero.
Más presión sobre Tavares
Aunque Stellantis no ha emitido un comunicado oficial sobre el relevo de Tavares, sí ha confirmado a varios medios como Bloomberg su intención de buscar un sustituto, lo que somete a presión al CEO. Las filtraciones apuntan a que John Elkann, presidente de Stellantis y cabeza de la familia Agnelli, está cada vez más insatisfecho con los malos resultados y los conflictos con los sindicatos en Estados Unidos, el país de la antigua Chrysler absorbida en el grupo.
Al mismo tiempo, John Elkann está cada vez más presionado en su país, Italia, donde el Gobierno de Giorgia Meloni ha declarado la guerra a Carlos Tavares, al igual que los sindicatos italianos. La convocatoria de huelga y una manifestación en Roma el próximo 18 de octubre tiene como objetivo reclamar más producción en las factorías italianas, que han reducido su volumen de vehículos este año en un preocupante 36%.
Huelga y manifestación en Italia
"La situación es muy grave, se necesitan respuestas de la UE, del Gobierno, de Stellantis y las empresas de componentes", según indicaorn los principales sindicatos del sector (FIM-CISL, FIOM-CGIL y UILM). Los convocantes de la protesta también ponen sobre la mesa la necesidad de un relevo en la dirección de Stellantis. "A falta de un cambio de dirección, las perspectivas industriales y de empleo" en el sector "corren el riesgo de verse irremediablemente comprometidas", advierten.
Stellantis cuenta en Italia, el país de Fiat, Alfa Romeo, Lancia y Maserati, con unos 40.000 trabajadores, además de otros 160.000 en proveedores situados en el país y que ahora están en peligro.
Parece que las palabras de Carlos Tavares de hace unos días intentando tranqulizar a los sindicatos y los trabajadores de la planta de Mirafiori, que parará casi un mes por la caída de ventas del Fiat 500 eléctrico, no han conseguido detener la protesta.
Caída de los beneficios
Stellantis presentó unos resultados económicos en el segundo trimestre que no han estado a la altura de las expectativas, según reconoció Carlos Tavares, que vio cómo se truncaba una racha en la que ha encadenado récords desde la fusión de PSA y FCA. El beneficio de Stellantis se redujo un 48% en el primer semestre, hasta los 5.647 millones de euros. Entre las causas se encuentra las frecuentes interrupciones de producción por problemas de suministro.
El resultado operativo de Stellantis bajó casi lo mismo, un 51%, hasta 6.639 millones de euros. La facturación bajó un 14%, hasta 85.017 millones de euros. Como consecuencia, la rentabilidad, medida a través del margen operativo corriente, cayó más de cuatro puntos al pasar del 14,4% en la primera mitad de 2023 al 10% en 2024. PEse a la bajada, es bastante superior al margen de rentabilidad de otros grupos automovilísticos.
