La fábrica de Tesla de Berlín ultima su inicio de actividad con una nueva polémica. La convocatoria de elecciones sindicales para el día 28 de febrero, antes de que se incorpore el grueso de empleados, ha encendido las alarmas de la poderosa federación metalúrgica IG Metall, que ha advertido del peligro de que salga un comité de empresa hecho a medida de la compañía con directivos y mandos.
Para el sindicato IG Metall, es demasiado pronto para convocar las elecciones para configurar el comité de empresa debido a que por ahora solo se han incorporado a la nueva factoría uno de cada seis empleados que tiene previsto contratar el fabricante de vehículos eléctricos de Elon Musk, según publica la agencia Reuters.
Pendientes de los permisos
Por ese motivo, el sindicato del metal alemán teme que Elon Musk les meta el primer gol incñuso antes de comenzar oficialmente la actividad de producción, que está a la espera de recibir la autorización definitiva por parte del Estado de Brandeburgo.
Los primeros en incorporarse a la plantilla de Tesla han sido los directivos y mandos que están organizando los futuros equipos, por lo que IG Metall ha advertido de que pueden ser mayoría entre los 19 miembros que tendrá el comité de empresa. Según la normativa alemana, solo se pueden presentar a las elecciones los trabajadores con una antigüedad mínima en la empresa de seis meses.
El problema es que para convocar unas nuevas elecciones sindicales después de las del 28 de febrero hay que esperar dos años con la condición de que la plantilla se haya aumentado más de un 50% en ese periodo.
Choques de Musk con los sindicatos
IG Metal se anticipó con la constitución de una sección sindical en el seno de Tesla en Berlín y advirtiendo a Elon Musk de que la fábrica está ubicada en un territorio que se rige por la cogestión en las grandes compañías y por los acuerdos de negociación colectiva. Era un aviso al emprendedor después de los encontranazos que ha mantenido con el sindicato estadounidense UAW, que se ha quedado fuera de la fábrica de Fremon (California) después de una votación de la plantilla y de denuncias de exempleados por las presiones de los responsables de recursos humanos.
El último incidente de Elon Musk en su largo historial de confrontación con el sindicato UAW, que sigue sin controlar su planta de Fremont, fue una sentencia que obliga a Tesla a readmitir a un sindicalista despedido y al emprendedor a borrar un mensaje en Twitter en el que defendía las ventajas de no estar afiliado al sindicato. La fábrica de Fremont fue adquirida por Tesla después de que General Motors y Toyota decidieran cerrarla.
