El CEO de Stellantis, Carlos Tavares habla muy claro, en una entrevista que publica el medio económico francés Challenges, sobre los efectos del desembarco de coches chinos en Europa. "China corre el riesgo de destruir la industria automovilística europea porque tienen costes de producción un 30% más bajos", ha advertido Carlos Tavares.
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“Bruselas nos ha puesto voluntariamente en las garras de la competencia china para obligar a los europeos a bajar los precios, sin tener en cuenta las consecuencias sociales. Los políticos nunca lo han discutido”, añadió el consejero delegado del grupo Stellantis. Tavares añade que “esto no es aceptable y por nuestra parte, estamos listos para la pelea con los chinos, que será muy fuerte”.
Tavares, nacido en Lisboa en 2014, trabajó en el grupo Renault y llegó a ser un estrecho colaborador de Carlos Ghosn. En 2014 se convirtió en CEO de la entonces PSA Peugeot Citroën, fue el responsable de la compra de Opel y pilotó la fusión con FCA para crear Stellantis. Pone de relieve que el mercado de eléctricos se sustenta en las ayudas y cuando estas desaparecen “el mercado se derrumba” (como ha sucedido en Alemania) y denuncia que “no somos juguetes en las luchas políticas en Europa”.
Coches eléctricos "elitistas"
Denuncia que el enfoque que ha establecido la UE con el coche eléctrico es “elitista” porque se ha hecho con una tecnología muy cara. “El dogma de los políticos es que coche térmico debe desaparecer y el resultado es que solo las personas con alto poder adquisitivo pueden comprar los eléctricos. Por lo tanto, nos centraremos en un mercado mundial de 20 millones de eléctricos nuevos al año a medio plazo, aunque la flota mundial es de 1.300 millones de vehículos. Esto ralentiza la transición energética, ya que las ayudas cuestan caro a la sociedad y a los contribuyentes”.
Tavares, que ha sacado a Stellantis de ACEA, la patronal europea de la automoción porque dice no sentirse defendido, cree que “un plan estratégico menos dogmático, sustituyendo los coches antiguos por modelos nuevos e híbridos, con primas al achatarramiento de unos 2.000 o 3.000 euros habría tenido un impacto más fuerte y rápido para el planeta a un costo mucho menor para los contribuyentes”.
Como máximo responsable de Stellantis reconoció que trabaja en diferentes hipótesis para asignar inversiones “una aceleración política del cambio a los vehículos de cero emisiones o, por el contrario, la de una ralentización de la electrificación. Los resultados podrían dar lugar a un aplazamiento de los plazos de varios años, el tiempo de un mandato político. Una crisis, como la de los agricultores en Francia puede tener un impacto en las decisiones políticas del país. Al final, son los ciudadanos los que decidirán si quieren pagar los presupuestos que no tienen para la movilidad”.
Fase de transición
En las palabras de Tavares recogidas en la entrevista en Challenges, explica que un coche eléctrico actualmente cuesta “un 40% más que uno térmico porque la industria no ha tenido tiempo de prepararse. Estamos en una fase transitoria, la pila de combustible está en pañales, por lo que en este período los estados tiene que apoyar los eléctricos compensando el diferencial de costes. Pero, ¿cuánto tiempo lo harán los gobiernos sabiendo que estos países están muy endeudados con capacidades de financiación limitadas?
Las críticas de Tavares a la creciente importación de coches chinos de bajo precio contrasta con el acuerdo firmado recientemente por el que Stellantis venderá en Europa los vehículos procedentes de China de la marca Leapmotor.