El sector de la automoción acaba de vivir una semana prodigiosa con el encadenamiento de varios anuncios de proyectos de futuro que suponen pasos importantes en el camino hacia la nueva movilidad y la nueva industria de la movilidad. Empezamos con la confirmación de dos modelos eléctricos nuevos de Seat, seguimos con el plan industrial de Renault con cinco coches híbridos y acabamos con el anuncio de una planta de baterías en Extremadura.
Son tres proyectos de gran calado que llegan como agua de mayo en un desierto castigado por la crisis del coronavirus, la falta de microchips y, por último, la nueva amenaza causada por el atasco del canal de Suez, que ha atrapado a varios buques portacoches y con componentes para las fábricas europeas. Con esa lluvia de calamidades, los anuncios de proyectos de futuro en varios grupos automovilísticos aporta oxígeno cuando más se necesita.
Todas las partes implicadas han ensalzado las repercusiones positivas de sus proyectos, desde los directivos de las empresas a las administraciones, que quizá se han mostrado incluso más entusiasmadas.
Sin embargo, algunos de esos anuncios presentan algunos puntos que todavía están un tanto difusos. Sus protagonistas han preferido dar la buena nueva con rapidez en lugar de esperar a desvelar más detalles de los proyectos. Preparémonos para recibir la información que falta de forma dosificada.
La virtud de la anticipación
En estos momentos, todos los proyectos optan a los fondos europeos de reactivación económica o a las ayudas ordinarias para la industria, que en algún caso serán decisivas para que salgan adelante. Quizá por eso todavía no conocemos la inversión de Renault en los cinco modelos híbridos que se fabricarán en Valladolid y Palencia ni qué vehículos serán concretamente. Tampoco conocemos la inversión que destinará Seat a su proyecto de electrificación, más allá de su previsión de mantener una velocidad de crucero de 1.000 millones anuales en cinco años ni qué supondrá la planta de baterías que incluye la candidatura a los fondos europeos con el apoyo del Gobierno.
La transformación de la industria de automoción requiere que coincidan todas las piezas, tal como se pudo comprobar en el foro convocado por Anfac esta semana. La mejor conclusión es que tanto empresas como sindicatos coincidieron en que, pese a las enormes dificultades que tienen por delante, la industria de automoción tienen una gran capacidad de anticipación de los problemas. Es el momento de ponerla en marcha para que haya más semanas prodigiosas y que todos esos proyectos se acaben concretando.